Por José Ángel de la Paz
La resiliencia es una fortaleza característica y clave de la Empresa Familiar para superar escenarios de crisis e incertidumbre, como la actual contingencia por COVID-19.
“Esta pandemia nos pone a prueba. La salud del mundo parece salirse de control y, en consecuencia, todos nuestros sistemas se replantean, en lo social, en lo político y, por supuesto, en lo económico. Es momento de desaprender, de imaginar nuevas realidades que nos orienten a la construcción de mejores entornos para todos”, expresó María Fonseca.
En ese sentido, aseguró la directora del Instituto de Familias Empresarias para México y Latinoamérica del Tecnológico de Monterrey, la Empresa Familiar juega un papel protagónico en dicho replanteamiento.
“Ante los retos que hoy enfrentamos, destacamos la resiliencia y la agilidad que son capaces de desarrollar, bastante bien, las Empresas Familiares. Su visión de largo plazo, y su deseo de trascender generaciones a través de un legado, son también rasgos relevantes asociados a este tipo de organizaciones”, apuntó la experta y miembro de una familia empresaria en el sector agroindustrial.
Estas reflexiones tuvieron lugar durante el webinar “Conversación con líderes inspiradores para enfrentar la pandemia”, de la serie A la altura del desafío: liderazgo en el contexto de COVID-19, de EGADE Business School, en el que participaron figuras destacadas del ámbito de las Empresas Familiares en México y América Latina.
Ivan Lansberg, cofundador y socio principal de Lansberg, Gersick & Associates (LGA), expuso que la Empresa Familiar, como institución global, tiene una gran capacidad de resiliencia para avanzar frente a los retos, presentes y futuros, de la pandemia de COVID-19.
El consultor se refirió a la ley de Amara, la cual sostiene que, en la mayoría de los casos, los seres humanos tienden a sobrestimar los efectos de una nueva tecnología a corto plazo, mientras que subestiman su efecto a largo plazo.
Trasladando este pensamiento al impacto de COVID-19, Lansberg estimó que no pasa así con las Empresas Familiares, que saben adaptarse adecuadamente a los desafíos por venir para superar la incertidumbre.
“Se ha demostrado que las Empresas Familiares tienen un horizonte muy largo de inversión, y pueden sortear estas crisis aprovechando su memoria institucional”, dijo quien creció en el seno de una familia de empresarios en Venezuela, y fue el primer editor de la revista especializada Family Business Review.
Por su parte, Susana Coppel, presidenta de Fundación Coppel Comunidad y miembro del Consejo de Administración de Grupo Coppel, comentó que su organización viene observando desde hace varios años una transformación del sector retail, pero nunca anticipó una crisis como la de COVID-19.
“Nunca nos imaginamos, ni en el peor escenario, el cierre de tiendas. Ahora estamos todos los equipos trabajando muy duro, replanteándonos, y creando nuestros comités de contingencia”, compartió la egresada del Tec y miembro de la tercera generación de una de las empresas familiares más grandes y exitosas de México.
Ante la contingencia, la cadena de tiendas departamentales se encontró lista para atender a sus clientes de manera efectiva mediante su canal de e-commerce, aseguró Coppel.
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