El impacto económico de la pandemia de Covid-19 en México está entre los mayores del mundo. Las afectaciones son transversales en todos los tipos y tamaños de empresa y en diferentes sectores, pero son las empresas de reciente creación, así como las micro y pequeñas, las que más se han visto perjudicadas.
Mucho se ha comentado y analizado sobre las cifras que avalan estos hechos. Si bien la existencia de “otros datos” pudieran matizar lo acontecido, la situación sigue siendo muy compleja, adquiriendo tintes trágicos para muchas empresas y personas. En septiembre de 2020, México había perdido 9% del PIB y 12 millones de empleos, y casi un millón de micro, pequeñas y medianas empresas se vieron obligadas a cerrar sus actividades debido a la crisis derivada de la pandemia.
Según cifras oficiales, en abril de 2020, a un mes de decretada la pandemia, el indicador global de la actividad económica (IGAE) del Inegi, reportó un -19.6%, y, un mes más tarde, -21.5% (variación anual). Esta fue la mayor caída desde que existen registros de este indicador. A marzo de 2021 (último dato reportado), la variación es de 0.4%, lo cual demuestra una recuperación muy lenta.
¿Cómo han reaccionado los emprendedores ante este escenario? Como era de esperarse, la formalización de nuevas empresas se contrajo fuertemente. Los datos del SAT (también oficiales) evidencian que los meses de abril y mayo de 2020 presentaron los menores indicadores de incorporación de nuevas personas morales, cerrando el año con una contracción de 38% respecto a 2019.
Por su parte, la Secretaría de Economía también reportó un menor número en la creación de Sociedades por Acciones Simplificadas, el tipo de sociedad mercantil más orientada a empresas de reciente creación. La buena noticia es que este tipo de empresas solo se contrajo un 7% respecto a 2019, por lo que podríamos decir que los emprendedores mexicanos, en general, demuestran la relevancia de crear empresas pese a las circunstancias adversas.
¿Debería promoverse con mayor énfasis la creación de nuevas empresas para la recuperación económica? Mi respuesta categórica es sí, y debiese ser un eje fundamental de muchas políticas públicas, pero también de acciones del propio sector privado. Desafortunadamente, los apoyos sistemáticos a las empresas han sido muy escasos, si no es que nulos.
De nuevo el Inegi, en la tercera edición de la Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por Covid-19 en las Empresas (ECOVID-IE), de febrero de 2021, muestra que solo el 3.8% de la muestra de empresas ha recibido algún apoyo público o privado. Por tanto, la mayoría de los emprendedores en nuestro país han tenido que valerse por sí mismos.
El reciente estudio Global Entrepreneurship Monitor 2020-2021, a través de una consulta a varios actores del ecosistema del emprendimiento en México, examina con mayor profundidad los efectos de la pandemia. Primero, se evaluó la forma en que el sector emprendedor reaccionó a la situación derivada de la contingencia sanitaria y, en segundo lugar, las medidas adoptadas por el gobierno para ayudar al sector emprendedor.
El promedio de la evaluación de la respuesta del sector emprendedor fue de 6.9 (en una escala del 1 a 10), posicionando a México en el lugar 12 de 44 países evaluados. En cambio, la evaluación de la respuesta del gobierno fue, en promedio, 2.9, la segunda más baja de los países participantes, solo por delante de Estados Unidos, que tuvo una calificación de 2.7 – evaluación que no debe de extrañar a nadie después del muy lamentable manejo de la administración Trump en los primeros meses de la pandemia—. En este sentido, tampoco nos debería extrañar la brecha entre la respuesta de los emprendedores y las de las diferentes instancias de gobierno ante la contingencia en México.
Toda crisis es también una ventana de oportunidad. Precisamente los emprendedores ven oportunidades donde muchas otras personas ven caos y problemas (que ciertamente los hay). Como me comentó un colega inversionista en un evento sobre el apoyo a empresas de base tecnológica: “En México hay cientos de buenos proyectos, creo que los emprendedores tendrán que organizarse y ser el mercado y la sociedad en su conjunto quien les de soporte”.
Coincido plenamente con él; sin embargo, los ecosistemas de emprendimiento competitivos también cuentan con un soporte institucional formal (incluyendo el gobierno de turno) que, si bien puede no dar apoyos directos, al menos proporciona reglas del juego claras y mecanismos adicionales que facilitan la creación de nuevas empresas.
Durante 2020 y lo que va de 2021, en el sector emprendedor no parece haber indicios ni de apoyos directos ni de mejoras en las condiciones para crear empresas. Pero los emprendedores no se rinden, por eso son emprendedores. Espero que esa tenacidad pueda permear a todos los niveles, incluyendo el sector público, y veamos un giro en el apoyo al emprendimiento que, sin duda, será una pieza clave en la recuperación económica y social del país. La decisión es a qué velocidad queremos ir.
El autor es director nacional de Programas Doctorales de EGADE Business School y miembro del Directorio del Global Entrepreneurship Monitor.
Artículo publicado originalmente en El Empresario.