Mujeres líderes de organizaciones: un llamado desde la historia

Una organización con una vigorosa presencia de mujeres líderes es casi infaliblemente una organización más saludable, meritocrática e incluyente

Arqueología y negocios. Historia y alta dirección. Son combinaciones que parecen novedosas. ¿Qué hace una escuela de alta dirección empresarial como EGADE Business School, del Tec de Monterrey, estudiándolas?

En EGADE analizamos y enseñamos qué vuelve exitosas a las organizaciones, y qué características tienen sus estrategias, cultura, tecnología y liderazgo. Esto significa que nuestra mirada está dirigida no solamente a la organizaciones actuales, sino también a las del pasado.

Una mayoría de arqueólogos y antropólogos coinciden en que las primeras sociedades de cazadores y recolectores eran probablemente bastante igualitarias en los roles entre los sexos. Se cree que las mujeres participaban en la caza y recolección, e incluso hay quienes estiman que muchas de las pinturas rupestres que se conservan hasta hoy –y que quizás tuvieron una importante función ceremonial— pudieron haber sido ejecutadas por mujeres. La mayoría de las manos pintadas al interior de cavernas en España y Francia, por allá del Neolítico, tiene proporción de mujer. También se han encontrado vestigios que sugieren que las mujeres en esa época participaban en la elaboración de herramientas. 

Las comunidades cazadoras-recolectoras que asombrosamente han sobrevivido hasta el día de hoy –un hecho que muchas corporaciones envidiarían—, como los aborígenes de Australia, los awá de la selva amazónica o los !kung en África, coinciden en este punto: son sociedades donde las mujeres comparten una mayoría de las actividades con los hombres y la asignación de funciones sociales es relativamente dinámica entre los sexos.

En el resto del mundo, estos arreglos cambiaron con el surgimiento de la economía agrícola, brutalmente intensiva en trabajo y, por lo tanto, más apropiada para la fuerza física del hombre. Pero con la economía industrial de los siglos XIX al XX y su hambre de mano de obra, las mujeres nuevamente se encontraron participando en el mercado de trabajo.

Y así seguimos hasta el XXI, distinto de cualquier otro periodo de nuestra historia por su énfasis en conocimiento, ideas, talento y emprendimiento. Hoy día, ninguna organización que pretenda estar a la altura de los tiempos –que busque, ya no prosperar, sino sobrevivir— puede darse el lujo de excluir de sus filas a la mitad de la población. No solo es una cuestión de justicia, sino de procuración del mejor y más diverso talento.

Numerosos estudios coinciden en que de todos los puestos directivos a nivel mundial, solo 1 de cada 4 son ocupados actualmente por mujeres. Entre las empresas que cotizan en bolsa, las mujeres tienen únicamente el 15 por ciento de los asientos en los consejos de administración. En México es peor: apenas 7 por ciento; en la mitad de los consejos no hay una sola mujer. 

Es, para las organizaciones de hoy, una situación casi suicida. Como quedarse sin combustible para la innovación: con un pie fuera de la realidad social y una restricción autoimpuesta en ideas, perspectivas y capital humano. Una organización con una vigorosa presencia de mujeres líderes es casi infaliblemente una organización más saludable, meritocrática e incluyente, no solo hacia las mujeres, sino hacia todas las formas de talento, vengan como vengan.

Como escuela de negocios líder en América Latina, en EGADE Business School nos tomamos en serio este tema. Tenemos becas para mujeres líderes en nuestros programas de MBA de tiempo parcial y Maestría en Finanzas, así como un programa maravilloso llamado Women For Boards, donde preparamos a mujeres con experiencia directiva para ascender a consejos de administración. En Women For Boards tomamos lo mejor de nuestro Programa de Formación de Consejeros de Administración –que dura seis meses— y lo encapsulamos en cuatro días intensivos exclusivamente para mujeres.

Estudiar la historia de las organizaciones es también derivar lecciones del pasado. Y como ha sucedido antes, aquellas empresas, corporaciones y sociedades que no respondan rápido al llamado de esta época, que no es otro que el liderazgo y talento incluyentes, acabarán, sí, en una vitrina de museo.

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