Creatividad y persistencia, palabras que se usan cotidianamente en el argot emprendedor. Le pregunté ¿qué es creatividad? a tres emprendedores que están buscando soluciones para combatir el desperdicio de alimentos en restaurantes de la Ciudad de México, y todos respondieron que eran ideas locas o espontáneas. Cuando les pregunté ¿qué es persistencia? dijeron que insistir y no claudicar con tus ideas.
Curiosamente hemos confundido la creatividad con la errónea decisión de proponer soluciones simples y preconcebidas a problemas complejos que son ocasionados por múltiples factores. También a la persistencia con la necedad y el bloqueo mental para no indagar en más posibles soluciones a un problema. Hay muchos ejemplos de emprendedores con esta situación.
La idea de una emprendedora que decidió desarrollar toallas femeninas reciclables, parecía interesante y prometía resolver el problema de la cantidad de desechos ocasionados por la producción y consumo de esta industria. Decidí preguntarle a varias amigas sobre esta propuesta y todas me dieron referencias a diversas empresas que ya lo estaban haciendo. Pero también me comentaron distintos ejemplos de cómo las toallas reciclables ocasionaban problemas de higiene, un mayor uso de agua, etc.
Cuando volví a ver a la emprendedora, le comenté los insights que recibí, y como no podía ser de otra forma, la chica me dio una larga lista de excusas para defender su amada idea. Se sintió ofendida y atacada. Su idea, que había llegado en un momento “eureka”, estaba siendo saboteada. Por supuesto que la chica no tomo en cuenta mi comentario y siguió con el proyecto.
Otro ejemplo es una buena amiga que para solucionar la situación de personas mayores que se quedan en casa sin ser atendidas, se alió con otras dos emprendedoras. La primer idea que les vino a la cabeza fue una casa de retiro. En cuanto iniciaron las primeras pruebas se dieron cuenta de que esa no era la solución adecuada para un mercado que requería una casa de día y múltiples servicios más allá de una casa de descanso para adultos mayores.
Desafortunadamente ya habían alquilado por varios meses una casa que funcionaría como asilo, así que las adecuaciones a su modelo fueron mucho más caras. Esta actitud de proponer soluciones simples y preconcebidas, y en persistir de forma incesante en ellas, es ocasionada por dos sesgos: la fijación mental, y el sesgo de confirmación. Veamos de qué trata cada una.
La fijación mental es la capacidad natural del cerebro para crear una idea y construir un complejo sistema alrededor de ella. Las fijaciones nos limitan y nos convierten en personas inflexibles y estructuradas, incapaces de generar nuevas alternativas a menos que hagamos un esfuerzo consciente para ello. Es por esta razón que los emprendedores suelen estar muy a la defensiva cuando reciben critica sobre su idea o proyecto. Idealizamos de tal manera esa idea, que se convierte en una obsesión, en una “fijación mental”.
Por ejemplo: en la oficina hay una puerta que funciona con un lector de movimiento. La primera vez que la colocaron me explicaron que debía usar mi tarjeta corporativa para abrir la puerta, aunque en realidad no era necesaria la tarjeta, si no cualquier objeto. Aunque ya me lo dijeron varias veces, sigo acercando mi tarjeta. Mi cerebro fijó esa idea; desfijar esa acción es difícil porque requiere un esfuerzo extra.
Llevemos estos al mundo del emprendimiento. Cuando intentas abordar un problema lo más natural es crear ese momento “eureka” o el momento “aha”, donde supones que haz creado la idea perfecta para solucionar ese problema; tal como mis amigas emprendedoras lo hicieron. Muchos otros emprendedores están fijados con la idea de que todo problema se soluciona con una app.
Se han hecho varios experimentos científicos para evaluar los impactos que la fijación mental tienen sobre el emprendimiento y la innovación. Por ejemplo, Jansson llevo a cabo un experimento titulado “Design Fixation”. A una serie de diseñadores se les propuso un problema y se les presentó varios ejemplos de productos que lo solucionaban, posteriormente se les pedía que diseñarán una solución novedosa. De forma inadvertida los diseñadores presentaron soluciones que solo repetían y copiaban las características de la solución antes presentada. En un mundo lleno de retos sociales y ambientales, copiar las soluciones pasadas no garantiza la solución al problema.
Una vez que hemos fijado una idea o solución a un problema, esta se incuba gracias al sesgo de confirmación. El psicólogo y premio Nobel, Daniel Kahneman, ha analizado este tipo de sesgo y sus implicaciones en la toma de decisiones empresariales.
Esta actividad natural del cerebro se basa en absorber toda la información disponible que confirma tu idea y rechazar toda aquella que la contradice. Seguramente mis amigas emprendedoras aceptaban toda buena crítica de sus ideas, pero rechazaban la información o retroalimentaicón que la refutara. Pero, ¿qué implicaciones tiene esto para el emprendimiento?
Hay una máxima: tomar decisiones de mejora o cambio de rumbo basadas en evidencia que nos arrojan los experimentos. ¿Cuantos emprendedores tomarían la decisión de cambiar de manera radical su idea si los experimentos les muestran datos negativos sobre la eficiencia de su idea? Seguramente pocos.
Hace un par de meses acudí a un evento en donde emprendedores hacían el pitch de su startup. A uno de ellos le pregunte: ¿qué evidencia tienes de que esto funcione? Me respondió, “ninguna, te lo aseguro porque lo digo yo”. Esto es uno de los grandes factores por los cuales un emprendimiento se vuelve más riesgoso y es más probable que fracase.
Una frase lo resume, “debemos ser impacientes para solucionar el problema, pero pacientes para encontrar la mejor solución”. La mejor idea podría ser una app o cualquier otro instrumento. Aquí te comparto algunas otras recomendaciones puntuales.
Estas recomendaciones te ayudarán a idear productos, servicios y soluciones con base en lo que realmente necesitan los consumidores o la industria, sin imitar o replicar lo que ya existe en el mercado y que podrían encaminar tu emprendimiento al fracaso.
Publicado originalmente en Entrepreneur.