La guerra y la economía: algunos datos y algunas conjeturas

Artículo publicado en la columna Glosas Marginales del periódico Reforma

Keynes, la paz y la guerra

J.M. Keynes publicó en 1919 un libro titulado Las Consecuencias Económicas de la Paz. La obra fue un éxito de venta, y fincó la reputación del autor como economista internacional y como astuto analista político.

Toda proporción guardada, en fechas recientes se han publicado numerosos artículos que intentan delinear las consecuencias económicas de la desgraciada guerra emprendida por Rusia contra Ucrania.

Es obvio que se trata de un acontecimiento muy negativo. Para empezar, por la pérdida de vidas y por la destrucción de activos que conlleva, pero también porque frena la producción; entorpece el comercio y la inversión internacionales; eleva la volatilidad financiera en los mercados de dinero y capitales; aumenta la incertidumbre; y, canaliza hacia el exterior la atención política y los recursos que podrían dirigirse con provecho hacia los problemas internos.

Según algunos analistas, la guerra es un factor que, en resumen, agravará una cierta tendencia hacia la "estanflación". No es impensable. Por un lado, la inflación ha alcanzado actualmente niveles extraordinarios, y una cobertura casi global. Y es muy probable que las presiones inflacionarias se acentuarán con el aumento de los precios de los energéticos y de algunos alimentos, deteriorando las expectativas. Por el otro lado, es cierto que el crecimiento económico postpandemia tiene un vigor notable - -sobre todo en Estados Unidos- -. Sin embargo, conviene recordar que ha dependido en parte de estímulos que no pueden ser permanentes. Aun así, quiero pensar que el ritmo de la expansión del PIB mundial no se afectará en forma tan drástica que se convertirá en estancamiento. Tengo menos confianza en la resistencia de la economía mexicana.

México y dos aspectos específicos

El precio mundial del petróleo aumentó en unos 15 dólares por barril en unos cuantos días; el del gas se disparó. Esto dañará más a las economías de Europa Occidental (la alemana en particular) que a la de Estados Unidos, que es autosuficiente en energía.

En lo que toca a México, en 2021 el valor de las exportaciones de productos petrolíferos (Banxico) fue 28,900 millones de dólares, pero el valor de las importaciones fue 53,800 millones. Por tanto, el alza del precio mundial del petróleo crudo es un factor perjudicial para la economía en su conjunto.

Ucrania es uno de los grandes productores y exportadores de maíz en el mundo. Es inevitable que la guerra resulte en un deterioro de su agricultura. Lo sucedido se ha traducido ya en un aumento de 21% en el precio del grano, tan sólo en un mes. México ocupa uno de los primeros lugares como importador de maíz amarillo. Sus compras al exterior se ilustran en la gráfica que sigue. La implicación es obvia.

Sanciones draconianas

Los gobiernos de las naciones más importantes han establecido sanciones económicas muy drásticas sobre Rusia. Una de ellas consiste en excluir a sus bancos de la operación de SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication), que es un sistema electrónico internacional de pagos. Esto tendrá consecuencias negativas graves para las transacciones comerciales y financieras rusas entre fronteras. El sistema SWIFT incluye a unos 11,000 bancos, ubicados en más de 200 países.

Además, en una decisión extraordinaria, el Departamento del Tesoro ha "congelado" las cuentas en Estados Unidos del banco central de Rusia. Lo mismo han hecho varios países europeos. Japón hizo lo propio con las reservas denominadas en yenes. Rusia tiene reservas por el equivalente de más de 640 mil millones de dólares, y sólo una fracción de ellas está en términos de la divisa estadounidense. Aunque Rusia cuenta con margen de maniobra, las medidas significarán, sin duda, un impacto financiero muy significativo. No es casual que el rublo se haya depreciado abruptamente, y que los bonos rusos hayan caído a la categoría de junk.

Ucrania está padeciendo un daño mayúsculo, cuyas secuelas de corto y largo plazo serán inmensas.

Rusia, cuya situación no era especialmente boyante para empezar, sufrirá los efectos negativos de su relativo aislamiento, y de las reacciones de su propia población frente a los acontecimientos. Una de estas últimas ha sido una "corrida" contra los bancos. La manifestación inescapable de todo ello será, allí sí, una "estanflación". Y el responsable será el belicoso Putin.

El autor es profesor de Economía en EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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