Con un inquebrantable espíritu de lucha, muchas empresas buscan diariamente el logro de resultados que permitan la supervivencia en un medio ambiente que se ha mostrado turbulento y volátil, cargado de retos inesperados.
Para alcanzar un sólido empuje en dirección hacia la rentabilidad y ante un mar embravecido, se requieren velas fuertes que resistan los embates de la tempestad. Un buen planteamiento estratégico permite a la organización alcanzar la velocidad crucero requerida, que se traduzca en la operatividad necesaria para la generación de valor.
El planteamiento estratégico, bien diseñado y comunicado, es fundamental porque dentro de la organización se requiere que cada líder y miembro de equipo comprendan hacia dónde se dirige la empresa, qué fortalezas requiere desarrollar y qué ventajas competitivas necesita consolidar.
Para definir la Estrategia de negocio, Roger Martin y A.G. Lafley, en su Libro “Playing to Win”, mencionan cinco elementos que permiten, de una manera lógica y secuencial, establecer el camino para un planteamiento sólido de cómo la empresa deberá competir.
1. ¿Cuál es tu aspiración ganadora? El propósito de su empresa y su aspiración motivadora.
2. ¿Dónde vas a jugar? El campo de juego donde la empresa elige competir, identificando productos, servicios, zonas geográficas, segmentos, canales, entre otros factores.
3. ¿Cómo vas a ganar? La forma en que la empresa ganará a sus competidores, a través de su oferta de valor y ventajas competitivas.
4. ¿Qué capacidades deben estar en su lugar? El conjunto y la configuración de las competencias que le permitirán a la empresa ser más fuerte que sus competidores a través de un mejor desempeño.
5. ¿Qué sistemas de gestión se requieren? Los sistemas administrativos de soporte, las estructuras y sistemas que permiten una ejecución de actividades superior.
Michael Porter, que por muchos años ha sido el gurú de la estrategia con varios libros que son referencia sobre esta materia, menciona que la estrategia es la creación de una posición única y valiosa en el mercado.
Así también, parte del éxito de la estrategia de negocio es llevarla del documento a la realidad; traducir los planes a la acción de la manera más fiel posible, aunque sabemos que la desviación ocurre, por la innumerable cantidad de eventos, que se presentan dentro y fuera de la empresa día a día.
Aquí es donde entra en juego el Pensamiento Estratégico, que es la capacidad de analizar la empresa como un todo, identificando oportunidades y riesgos, y desarrollando planes para alcanzar los objetivos establecidos.
Algunos elementos que conforman el Pensamiento son:
1. Orientación al resultado: Los Líderes deben ser capaces de visualizar las metas a lograr y desplegar acciones que permitan a la empresa alcanzar los resultados esperados.
2. Análisis del ambiente: Los Líderes deben analizar el ambiente interno y externo de la empresa para identificar el riesgo y la oportunidad.
3. Implementación de estrategias: Los Líderes deben implementar las acciones de manera efectiva. Esto requiere la colaboración de toda la empresa.
4. Identificación de oportunidades: Los Líderes deben ser capaces de identificar oportunidades que permitan a la empresa crecer y prosperar.
5. Evaluación de estrategias: Los Lideres deben evaluar el éxito de las acciones. Esto permitirá identificar áreas de mejora y tomar las medidas necesarias.
6. Adaptabilidad: El entorno empresarial está en constante cambio. Los Lideres deben ser capaces de adaptarse a estos cambios para mantener la competitividad de la empresa.
7. Pensamiento creativo: El pensamiento estratégico requiere creatividad “fuera de la caja”, esto es, reconocer límites, pero al mismo tiempo identificar ideas con potencial. Los Líderes deben ser capaces de generar soluciones creativas a problemas retadores.
9. Motivación hacia la meta: Los Líderes deben ser capaces de inspirar y motivar a los demás para que apoyen las acciones para materializar las estrategias de la empresa.
10. Comunicación: Los Líderes deben ser capaces de comunicar sus ideas de manera clara y concisa.
En resumen, podemos decir que Estrategia y Pensamiento Estratégico son dos componentes complementarios e indispensables: La Estrategia marca el territorio competitivo que se va a defender y es responsabilidad del Equipo Directivo, mientras que Pensamiento Estratégico es una competencia necesaria en todos los Líderes de la empresa para movilizar los recursos de la manera más efectiva posible.
Para alcanzar el mejor desempeño posible, es necesario que la empresa trabaje en ambos componentes estratégicos, desde la definición de la trinchera competitiva hasta la implementación que permita al Líder asegurar que cada acción en la organización se encuentre alineada a la estrategia.
El autor es Consultor y Profesor de Cátedra del Departamento de Estrategia y Liderazgo de EGADE Business School, del Tecnológico de Monterrey.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.