El fememprendimiento y su importancia en el futuro de México

Ser emprendedora es tener un sueño y perseguirlo de forma sistemática

Diversidad y desempeño empresarial van de la mano. Aunque la crisis causada por la pandemia puede pasar a segundo plano los esfuerzos de inclusión y diversidad de las empresas, sigue existiendo una clara correlación entre la diversidad de género y una buena salud organizacional, lo que a su vez redunda en sus cuentas de resultados. De hecho, las organizaciones que no renuncien a la diversidad e inclusión saldrán reforzadas de esta crisis.

Los eventos catastróficos –ya sean sanitarios, bélicos o desastres naturales de diversa índole—, así como los movimientos sociales – #MeToo o #BlackLivesMatter, por ejemplo—

y los avances tecnológicos, científicos y culturales, también son oportunidades de generar innovación y organizaciones más resilientes.

En esta época, las emprendedoras y los emprendedores pueden aprovechar su creatividad e innovación para crear empresas y organizaciones, generando trabajo, valor y riqueza en los mercados donde se encuentran.

En el México pre-COVID-19, las mujeres estaban tomando una participación cada vez más activa en el emprendimiento, expandiendo su presencia y relevancia en el ecosistema del país. En la nueva normalidad, tanto en el ámbito económico, como social de nuestro país, las mujeres seguirán tomando un papel cada vez más relevante en todos los ámbitos, y el emprendimiento no es excepción.

Ser emprendedora es: seguir un sueño, hacerlo de manera sistemática, consistente, buscando siempre problemas que tenga un segmento del mercado. Con sensibilidad, con empatía, buscando siempre el bien de la sociedad y del ecosistema en donde están las personas afectadas por dicho emprendimiento. También es agregar el mayor valor posible a todo el ecosistema y brindar la distribución del valor de una manera justa.

Indiscutiblemente las mujeres tienen dichas cualidades para ser exitosas en las iniciativas que se proponen en general y en el emprendimiento en particular. Pero aquí la pregunta es: ¿por qué en esta época que ha iniciado, en donde tenemos grandes afectaciones sociales y económicas, el papel de las mujeres será determinante?

Porque en el periodo pospandémico necesitamos más que nunca personas que desarrollen iniciativas emprendedoras con gran sentido de responsabilidad social, con una empatía y entendimiento de la realidad que podrá ser diferente y que indudablemente debemos de aprovechar para cambiar estructuras, cultura y sociedad. En una realidad que sea diferente y mejor que el mundo que conocimos antes, las mujeres jugarán un papel protagónico.

El fememprendimiento ha tomado auge en los últimos 10 años y se ha incrementado la participación de emprendedoras en el ecosistema de emprendimiento mexicano. Ellas fundan y   dirigen emprendimientos que están creciendo de manera sustancial y su impacto en la sociedad aumenta en porcentajes mayores a otros sectores. Estos emprendimientos están en todas las industrias, pero con un énfasis social que esta presente en todos y cada uno de ellos.

El abanico es amplio: va desde un emprendimiento que podemos llamar individual, pasando por el comunitario y llegando al corporativo. Todos contribuyen a la economía de las familias, de las poblaciones y de la sociedad; están repletos de esfuerzo, de adversidades, de pasión, de entrega, de superación del menosprecio y de los obstáculos por el hecho de estar promovidos por mujeres.

Todavía en nuestra sociedad las mujeres tienen que dedicar esfuerzos mayores para emprender, porque todavía no son valoradas en toda su dimensión y los obstáculos que aún les ponemos, son importantes. Todas las situaciones que las mujeres han vivido por siglos las han hecho más resilientes, empáticas, acostumbradas a superar las dificultades, a sobreponerse ante cualquier circunstancia. Cada vez están más empoderadas y acostumbradas a trabajar en equipo, que es una competencia clave en el emprendimiento.

Indudablemente ellas jugarán un papel crítico en la evolución de los modelos de negocios y en la creación de los nuevos emprendimientos que tanto necesita nuestro país, para crear los empleos con el nivel de remuneración que necesitamos y con el desarrollo que las personas necesitan para crecer en todos sentidos. Las emprendedoras tienen una mayor sensibilidad al florecimiento humano, lo tienen en su ADN, y serán el motor de un cambio hoy inaplazable. El femempredimiento crecerá a tasas mayores en los próximos años y tendrá la importancia que se merece, haciendo posible la transformación de nuestra sociedad para su beneficio.

Artículo originalmente publicado en Mujer Ejecutiva.

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