Brexit: Un juego de perdedores

El Reino Unido nuevamente soberano puede ser el mayor perdedor de este proceso, aunque el Brexit también es una mala noticia para la UE

Cuando el pasado 31 de enero el Reino Unido (RU) por fin abandonó la Unión Europea (UE), muchos brexiters lo celebraron a bombo y platillo. Que el Brexit sea un motivo de celebración, solo el tiempo lo dirá. A día de hoy, cuesta ver quién sale ganando.

De hecho, el Reino Unido nuevamente soberano puede ser el mayor perdedor de este proceso, aunque el Brexit también es una mala noticia para la UE, síntoma de los grandes cambios que debe emprender urgentemente. Donald Trump y EE. UU. podrían creerse los ganadores del Brexit, ya veremos si será así en el largo plazo.

De momento, los británicos se enfrentan a la titánica tarea de llegar a un acuerdo comercial con sus exsocios europeos para finales de 2020. Si no lo logran, únicamente podrán comerciar con la UE, su principal socio comercial, con apego a las normas de la Organización Mundial del Comercio, lo cual impactaría gravemente en el comercio bilateral. Y en economía, el tamaño importa. En comparación con EE. UU., Europa, China y Japón, el RU es relativamente pequeño, y este factor lo relega a segunda fila al momento de negociar futuros acuerdos comerciales, ya que éstos se dan con respeto a los estándares, normas y regulaciones del mayor socio comercial.

El Reino Unido ahora es libre de elegir a su principal aliado comercial. Pero el precio de esta elección es su alineación a los estándares, reglas y regulaciones de este socio, complicando ulteriores acuerdos comerciales con otros socios. Dada la proximidad y el tamaño del bloque comunitario, una realineación con Bruselas es objetivamente la mejor opción para el RU, aunque supondría la entrega del control sobre las normas, reglamentos y regulaciones de nuevo a la UE.

El impacto del Brexit en la industria británica de servicios financieros, con una importante base de clientes en Europa continental, ha sido limitado hasta ahora. Ningún acuerdo comercial contemplará más actividades de servicios financieros moviéndose de Londres a Europa.

Tampoco está claro cómo se beneficiará de su libertad reconquistada en términos políticos y de seguridad. Políticamente, un RU más pequeño tendrá menos peso en la arena mundial; puede que en el futuro recuerde con cariño aquellos tiempos en los que podía influir en la política internacional a través de acuerdos con los otros 27 estados miembros de la UE.

Un giro hacia adentro tampoco resuelve desafíos importantes como el cambio climático, la delincuencia o el rápido avance tecnológico, que solo pueden abordarse de forma global y, por lo tanto, requieren más cooperación internacional en lugar de menos. El Brexit también ha expuesto sus diferencias internas y, como resultado, Escocia podría decidir buscar un futuro como miembro de la UE.

Pero el Brexit también ha sido un llamado de atención para la UE: muchos europeos no están contentos con su funcionamiento actual. El absurdo y extenuante proceso de un Brexit que duró casi cuatro años puede desanimar a otros miembros de la UE a abandonar el club a corto plazo, pero los desafíos a largo plazo siguen siendo enormes. La UE necesita reformas duras para corregir el déficit democrático, la eurozona, la migración y las defensas políticas y militares contra las amenazas externas. Brexit solo expone parte de estos problemas; no hace que resolverlos sea más sencillo.

Por otro lado, a corto plazo será más fácil para Estados Unidos imponer su agenda política, económica y militar en el RU, que es más pequeño y más débil fuera de la UE. Esto encaja perfectamente con la estrategia de EE.UU. de dividir y gobernar, poner fin a organizaciones supranacionales clave y reorganizar el mundo de acuerdo con los principios darwinianos, donde EE.UU., como la nación más grande y fuerte, saldrá triunfante. Puede haber una ganancia a corto plazo para EE. UU., pero a largo plazo los beneficios de dividir y gobernar son mucho menos seguros. Históricamente, Estados Unidos es el país que más se ha beneficiado de la globalización y la migración. Retroceder el reloj, cerrar sus fronteras y encerrarse en sí mismo probablemente causará más perjuicios que beneficios.

Los principales beneficiarios del Brexit, al final, pueden ser Rusia y China, quienes ya están cosechando algunos de los beneficios de un mundo más dividido.

Publicado originalmente en Expansión.

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