Entre las muchas cosas que se han dicho y escrito sobre el desabasto de gasolina, hay varias que son elementales e innegables: 1.-el problema lo originó el Gobierno federal (cuya intención es, por supuesto, loable); 2.-las autoridades no estaban preparadas para enfrentar las consecuencias de sus acciones; 3.-la situación no se va a normalizar pronto (exactamente qué quiere decir la frase oficial "en el menor plazo posible"?); y, 4.-la escasez provoca pérdidas económicas de significación. Sobre este último punto caben algunas consideraciones sumarias.
En mayor o menor medida, el desabasto ha afectado a la mitad de los estados de la República. Uno de sus costos más obvios consiste en el número de horas-hombre perdidas en las "colas". La razón es de sentido común: todo el tiempo gastado en hacer filas, pudo haberse empleado en actividades productivas o, alternativamente, en descansar.
Otro costo, ya muy comentado, es obvio: es mucho más barato mover el combustible por un ducto que hacerlo en camiones-tanque. A este respecto, se ha argumentado que el cierre (parcial) de los ductos ha resultado en una disminución de los robos, lo que representa un ahorro para Pemex. Sea como fuere, el razonamiento es válido sólo en el corto plazo.
En varias publicaciones he visto intentos muy interesantes de cuantificar las pérdidas asociadas a la llamada "estrategia de combate" del robo de combustibles. Las estimaciones en cuestión, valiosas (y valientes) como son, enfrentan muchas dificultades. La principal de ellas es imposible de sortear: ¿cuánto va durar la escasez? Como dije en el primer párrafo, al parecer el propio Gobierno no lo sabe. En consecuencia, aun si a final de cuentas se tratara de una fracción de un punto porcentual del PIB, la cifra no sería intrascendente.
Mientras tanto, y como era de esperarse, han surgido formas de racionamiento, y se ha registrado un aumento de precios no generalizado. Un amigo que vive en el otrora DF me envió la copia de un comunicado del Gobierno de la Ciudad de México, que contiene un grupo de medidas que merecen comentario.
La primera consiste en una solicitud a las estaciones de servicio: "restringir la venta de combustibles" en recipientes de plástico, de vidrio, etc. que no sean seguros. Supongo que eso significa que sólo se debe suministrar gasolina al cliente que lleve para el caso un bidón metálico tipo militar. Desde luego, la recomendación es totalmente irrealista, y seguramente ha sido desatendida por los despachadores.
Luego viene una advertencia: se castigará con multa o prisión a quien realice reventa de gasolina. Este es un ejemplo clásico de una obstrucción ineficiente. Si alguien tiene verdadera urgencia de obtener la gasolina, y está dispuesto a pagar por ella a quien la necesita menos, ¿por qué se considera ilegal? Es simplemente una transacción voluntaria, que contribuye a reducir los daños ocasionados por la escasez artificial.
Finalmente, el comunicado pide a la ciudadanía que se surta de gasolina en días específicos, de acuerdo con el número de matrícula de su vehículo y con el engomado correspondiente. Esta recomendación es una copia suave del viejo programa de 1989, "Un día sin auto", que ahora se llama `Hoy no circula".
Alguna vez revisé los análisis empíricos (UNAM) sobre la efectividad del programa mencionado, y la conclusión era contundente: ni entonces ni recientemente se observó una reducción en la contaminación. Una de las razones para el caso era predecible y fue señalada por varios economistas en su momento: la medida provee un incentivo fuerte a "la compra de vehículos viejos", más contaminantes. De hecho, cuatro años después de la puesta en marcha del programa, el número de automóviles registrados en la Ciudad de México, por cada 1,000 habitantes, aumentó en 49%. El ascenso se revirtió con la crisis de 1994 y su secuela, pero ganó un vigor notable a simple vista, en lo que va de este siglo. Eso es lo que muestra la gráfica que acompaña a este texto.
Con tal antecedente, me atrevo a pensar que el flamante grupo de acciones decididas por el gobierno actual de la CDMX serán inefectivas.
Publicado originalmente en Reforma.