Uno de los temas centrales de la campaña presidencial de Donald Trump fue "el problema" del déficit comercial de Estados Unidos con China y con México. Cuando llegó sorpresivamente al poder, Trump inició una "guerra" comercial con China y forzó una revisión del acuerdo de libre comercio con México. Si se evalúan los resultados en ambos casos, en términos estrictos del tamaño del "desequilibrio" respectivo, el experimento fracasó. (El déficit en cuestión es el exceso del valor de las importaciones con respecto al valor de las exportaciones, únicamente de bienes).
El presidente Biden aflojó la retórica proteccionista de su antecesor, pero al menos en lo que corresponde a China, sus políticas no han contribuido a reducir las tensiones. Quizás, al contrario. Su proteccionismo se ha centrado no en lo comercial, sino en lo tecnológico. Esto era de esperarse porque, en mi opinión de lego, el asunto de fondo es una batalla geopolítica de dos potencias económicas por la hegemonía. O, para ser menos dramático, por una realineación de posiciones. Dudo que el viaje reciente de J. Yellen a China altere la situación.
Fuere como haya sido en lo que toca a China, la trayectoria del déficit estadounidense con México (esto es, el superávit mexicano con Estados Unidos) merece atención especial. Es posible que la Gráfica 1 ayude a examinar lo sucedido a lo largo de casi un cuarto de siglo. Las cifras utilizadas son oficiales del gobierno de Estados Unidos.
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De paso, es posible que la Gráfica 2 contribuya en algo a clarificar un tema de actualidad. Los exportadores mexicanos se quejan, con razón, de que la apreciación del peso frente al "dólar" ha reducido el valor en pesos de sus ventas. Eso es aritmética simple. Sin embargo, conviene notar que el valor en pesos de las importaciones también ha descendido; esto último incluye, por supuesto, las que realizan los exportadores. De hecho, el contenido nacional de las exportaciones mexicanas de manufacturas es sólo 45% (INEGI). La flecha azul destaca lo sucedido recientemente.
El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Reforma.