El 2023 ha sido un año de incertidumbre después de un año adverso para los mercados financieros, pero resiliente para la economía real. En los Estados Unidos, así como en la mayoría de los países, los bancos centrales comenzaron un ciclo de alza de tasas de interés ante crecientes presiones inflacionarias. Anteriormente, los bancos centrales habían reducido las tasas para reactivar la demanda agregada debido a la pandemia que afectó a la economía real. Ello contribuyó a un mundo contrastante, donde los mercados financieros y por ende el inmobiliario se beneficiaron, mientras que la economía real cayó.
Un error de política monetaria en 2021 fue que la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés) y otros bancos centrales globales, mal interpretaron las presiones inflacionarias como transitorias. Ello generó un incremento importante en los precios al consumidor que han mermado el ingreso disponible a nivel global. La reacción de política monetaria, si bien fue tardía, fue la correcta. El ciclo de alza de tasas está disminuyendo la inflación gradualmente.
Estos efectos en 2023 han generado mucha incertidumbre. Los mercados financieros se han recuperado parcialmente de una abrupta caída en 2022, si bien con mucha volatilidad. La disminución en la tasa de inflación está contribuyendo a mejores expectativas del mercado financiero ante menores expectativas de alza de tasas. En contraste, las expectativas de una recesión se han acrecentado debido a un apretamiento de las condiciones financieras globales.
Es decir, estamos viviendo un año de mucha incertidumbre donde los sensato es esperar a que la inflación converja hacia la meta de los bancos centrales (que sucederá entre 2024 y 2025). Mientras tanto los bonos de gobiernos, sobre todo de países emergentes con tasas reales positivas, ofrecen un rendimiento seguro en estos momentos. Asimismo, los problemas geopolíticos recientes están incrementando el nivel de incertidumbre en el mundo. Por un lado, el conflicto entre EE. UU. y China se agrava, el dólar comienza a perder poder de mercado global, se incrementan las tensiones militares entre China y Taiwán, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) recortaron la producción de crudo, y los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) anunciaron medidas para comerciar con otras monedas alternativas al dólar.
Es decir, la incertidumbre continuará en lo que resta del año. Será coherente ser conservador ante estos episodios de volatilidad que continuarán en 2023.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.