Rezagos en el mercado mexicano de créditos

Se anticipan varias alzas en las tasas de interés a lo largo del año

México se encuentra gravemente rezagado en casi todos los indicadores bancarios cuando se le compara con América Latina, los países de la OCDE e incluso países en menor etapa de desarrollo (como India, Kenia y Vietnam, en penetración de tarjetas de crédito, por ejemplo).

El indicador toral de la industria, crédito total a PIB, que en México ronda el 40% (con una caída en la pandemia a 34%) en Estados Unidos es del 63%, en España, 129%; Japón, 157%; Brasil 105%, Alemania, 91%; Corea, 140%; y Hong Kong, 256%. Prácticamente todos los países por debajo de México son africanos o del cinturón agrícola en el este de Europa o las naciones más empobrecidas de América Central.

El rezago se explica por una combinación de razones que se retroalimentan en más de una dirección: la informalidad y la baja bancarización que origina son un buen punto de partida que depende a su vez, del bajo nivel educativo y la confianza −más bien la falta de ella− que siente la población en las instituciones oficiales y privadas.

Es entonces la pobre cobertura del crédito lo que genera niveles bajos de crecimiento del ingreso (según un artículo de Alan Taylor, 2015) y por ello, hay menor educación y mayor corrupción (Hanushek, 2007), poca confianza y mayor informalidad y de ahí, pobre cobertura del crédito. Es un círculo vicioso que debe romperse por el eslabón más débil, siendo el de la confianza el más pertinente para lograr un cambio real. No obstante, esa es una tarea que a su vez dependerá de una serie de reformas en el sistema político, que suelen darse bajo un sistema democrático funcional y eficiente a mínima escala, condiciones que no están presentes aún en nuestro país.

Las variables que pueden considerarse para hacer comparaciones estadísticas entre países son, además de las ya mencionadas, el número de sucursales bancarias por cada 100.000 adultos, el peso en el total de la población empleada en el sector financiero, el ahorro a PIB, la penetración de los seguros, los adultos con una cuenta de banco, o dólar de activo por sucursal por dólar de ingreso por persona, o créditos promedio por cada pyme al año. En todas ellas, como se mencionó −y con resultados no siempre iguales, pero muy concluyentes− México luce rezagado.

Tomemos Chile, por ejemplo: Un 2,24% de su población empleada está en el sector financiero (y México sólo un 1%); si cerca de la mitad de esa cifra se dedica a bancos, debería haber 630.000 personas trabajando en bancos en México (y sólo hay 250.000). Ahora bien, como en un banco grande en México trabajan en promedio 30.000 personas, debería haber unos 15 bancos grandes en México (si solamente hubiese bancos de ese tamaño en el país) y sólo hay seis, por lo que “faltan” otros nueve para estar en la misma cobertura −al menos, en el aspecto laboral− que en Chile.

Que hubiese otros nueve bancos grandes, equivale a unos 25-40 bancos medianos adicionales (de 6.000 empleados) o a 300-500 bancos chicos adicionales a los que ya hay en México (de 400 empleados). Bajo esta medida, en forma combinada (y sólo al compararse contra Chile), podría haber otros tres bancos grandes, más otros 16 bancos medianos, más otros 200 bancos chicos en México, aproximadamente.

Siguiendo con Chile y bajo el criterio del total de activos bancarios a PIB (81% vs 40% en México): debería haber otros siete bancos grandes, u otros 30 bancos medianos o bien, otros 260 bancos chicos en México, además de los que ya hay (seis grandes, 30 medianos y 18 chicos) o claro, una combinación balanceada como se propuso en el párrafo anterior. Comparando con Brasil, debería haber 50 bancos medianos más o con España, hasta 64 bancos medianos más o 424 bancos chicos adicionales.

Cuando se usa el número de sucursales, algo parecido emerge: comparándonos con Estados Unidos (31 sucursales por cada 100.000 adultos vs 14 en México), el rezago es de 12 bancos grandes o 52 medianos o 520 pequeños, en base a la densidad que existe en México (unas 1.300 sucursales en un banco grande o 300 en uno mediano y 30 en uno pequeño). En esto, estamos no obstante mejor que Alemania, China o Argentina, pero vs Japón si hay un rezago parecido al que refleja Estados Unidos.

Así que, según lo anterior, México debería tener −en grandes promedios− otros 10 bancos adicionales −del tamaño de Banamex− o bien otros 25, del tamaño de BanBajío, o hasta 300 más, del tamaño de Bancrea; pero, ¿puede el país ofrecerles un negocio sostenible? La respuesta rápida es no, por varias razones y la más importante es la informalidad.

Si para tener la cobertura que tiene Chile debemos tener otros 30 o 50 bancos medianos más, esto es solamente, si la cuota de informalidad fuera similar, mas no lo es (60% en México vs 27% en Chile y 5% en Estados Unidos) y, como la bancarización (40% de los adultos en México tienen una cuenta bancaria vs 80% en Chile) depende de aquella, podemos sostener a lo más un tercio de las cifras recomendadas, es decir, no 40 bancos medianos adicionales, sino sólo unos ocho o 10, aunque necesitamos esos 40 bancos más para que el crédito ofrezca cobertura −y permita crecer− a una mayor cota de familias y de empresas pymes. Así que mientras tanto, México resolverá su rezago por otras vías, la banca informal quizás o la banca móvil, de lo cual veremos más en esta década.

El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.

Publicado originalmente en AméricaEconomía.

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