Según los que ejercen el arriesgado oficio de pronosticadores, el PIB de México caerá este año en alguna parte entre 8 y 12%. Esto significará una reducción muy importante, y muy lamentable, del PIB por habitante. De hecho, ello acentuaría el pequeño descenso ocurrido en 2019. La Gráfica 1, que cubre el periodo 1990-2019, permite observar esto último. También es útil para recordar las contracciones registradas como consecuencia de las crisis de 1995 y 2009. A pesar de esos "valles", el aumento promedio anual fue del orden de 1%; modesto, sí, pero positivo, a fin de cuentas. Por desgracia, la pandemia traerá consigo un desplome, todavía incierto, pero seguramente sin precedente cercano. (Gráfica 1).
La trayectoria histórica del PIB por persona puede verse con otra óptica. La Gráfica 2 presenta el resultado de un ejercicio numérico sencillo, consistente en comparar el PIB por habitante en México con el PIB por habitante en Estados Unidos. Así, por ejemplo, allá por el inicio de los noventa, la fracción era 38%. Desafortunadamente, de ahí en adelante, la dirección ha sido a la baja: el dato correspondiente a 2019 fue 31.5%. (Gráfico 2)
El caso de México es una versión suave de lo sucedido en general en América Latina, y no es reciente. De hecho, muchos historiadores ubicaron el inicio del rezago económico latinoamericano en los albores del siglo diecinueve, y lo atribuyeron a una serie de factores como la geografía, la herencia colonial, la inestabilidad política interna, etc. Otras investigaciones, más recientes sitúan el principio del retardo en pleno siglo veinte, y lo achacan a la existencia de instituciones deficientes y a la adopción de políticas públicas erróneas. La literatura al respecto es muy abundante.
Sebastián Edwards es un distinguido profesor de la Universidad de California (UCLA), especialista en las economías de América Latina. Una ojeada a los títulos --y a la cronología-- de tres de los libros que ha publicado sobre el tema, es ilustrativa: Crisis and Reform in Latin America: From Despair to Hope, 1995; The Decline of Latin American Economies: Growth, Institutions and Crisis, 2007; Left Behind: Latin America and the False Promise of Populism, 2010. Al final de este último texto, Edwards plantea una pregunta clave: ¿optarán los gobiernos por el populismo, o entenderán que la prosperidad requiere la adopción del concepto schumpeteriano de capitalismo innovativo, con todo lo que conlleva? El concepto implica, por supuesto, la existencia de instituciones fuertes, que propicien el crecimiento económico sostenido: imperio de la Ley; gobierno eficaz; propiedad privada; mercados eficientes; juzgados independientes; ...
No necesitamos imaginar la alternativa: la tenemos a la vista en la tragedia de Venezuela, y de Argentina, y de Nicaragua, y de...
En 2001, Mario Vargas Llosa publicó en The New Republic un ensayo magistral, titulado "Why Literature?". Sin la literatura, nos advierte Vargas Llosa, no habría lugar para el espíritu; la monotonía aplastante de vivir estaría acompañada de "la sombra siniestra del pesimismo". La "buena literatura, la genuina, es siempre subversiva, insumisa, rebelde: un reto a lo existente". Por eso la aborrecen los "burócratas asfixiantes", los operadores del Big Brother, los dispensadores de clichés orwellianos.
Podría haberlo escrito ayer.
Artículo publicado originalmente en Reforma.