Recuperación es la nueva palabra de moda en el ambiente económico y de negocios. Sin embargo, considero que ésta debe de ser tomada con precaución, a continuación explico por qué.
Al analizar las distintas crisis que puede enfrentar una economía, observamos que pueden tener distintos orígenes. Algunas se originan por el deterioro de los fundamentos económicos y financieros del país, otras por temas imputables al mal manejo empresarial y otras son el resultado de contagios externos, pero todas comparten un rasgo: su recuperación ha dependido de la agilidad en la implementación de políticas económicas bien fundamentadas, las cuales dan certeza sobre el camino de la recuperación.
En cambio, la crisis que atravesamos no tiene su origen en temas económicos, sino sanitarios. Por ello, sabemos con seguridad el momento en que inició el deterioro económico, pero desconocemos cuándo terminará realmente para dar paso a la recuperación, ya que ésta no depende en su totalidad del establecimiento de políticas económicas, sino de un componente sanitario cuyo comportamiento y volatilidad no podemos predecir.
Si quisiéramos hablar de señales de recuperación, es importante no visualizar solamente los distintos indicadores económicos que comenzarán a reportarse en los siguientes meses, los cuales podrán ser positivos, pero en su mayoría resultado de un efecto estadístico que se presenta después de una fuerte caída. Por tal motivo, se debe tener una visión más holística de otros elementos para comenzar a hablar de recuperación.
Un primer elemento que conviene observar es la fortaleza del sistema financiero, sin olvidar tomar acciones preventivas para mantener la confianza del país y de la actividad económica. Otro elemento al que debemos estar atentos es que la recuperación empresarial (y por ende de los empleos) tenga una calidad y competitividad similar a la situación previa a la emergencia sanitaria, de lo contrario no podemos hablar de fortaleza en la economía.
La recuperación de la confianza en el entorno económico es otro factor a considerar, ya que algunos sectores como el turismo, la aeronáutica y el comercio dependen fuertemente de la confianza del consumidor. Estos mismos sectores son, en gran medida, los pilares de la actividad económica.
Todo lo anterior nos lleva a tres conclusiones palmarias: en primer lugar, que la rapidez de la recuperación económica va a depender de la certeza de disponer de una vacuna en el mercado; segundo, que las señales de recuperación deben de observarse de forma holística y no estadística; y, por último, que la fortaleza de la recuperación se observará en el momento en que se comiencen a retirar los distintos estímulos de política económica implementados para devolver el crecimiento a la economía.
Artículo publicado originalmente en ASOFOM.