Las actuales tensiones económicas y políticas evidencian que vivimos en el contexto de mayor transformación experimentada por el ser humano en los últimos siglos. En la llamada Cuarta Revolución Industrial, los avances tecnológicos y la acelerada convergencia entre lo digital y lo analógico están generando una enorme disrupción en industrias completas y cambiando la forma en que vivimos, trabajamos y nos desarrollamos.
Es evidente, pues, que el mundo laboral al que se adentran nuestros graduados es muy diferente al que existía cuando decidieron apostar por la educación para impulsar su crecimiento profesional. El entorno actual demanda cada vez más de egresados que sean capaces de entender la exponencialidad de la transformación y de adoptar la tecnología para generar valor a empresas u organizaciones, industrias y a la sociedad en su conjunto.
Como país, y a nivel América Latina, enfrentamos el gran reto de avanzar hacia sociedades más equitativas, transparentes y sostenibles en todos los ámbitos. A economías más abiertas, diversas, meritocráticas, innovadoras y, por lo tanto, más competitivas; en las que se genere empleo, oportunidades, justicia, seguridad y valor compartido.
Estos enormes desafíos requieren de un nuevo perfil de profesional: versátil, con capacidad de adaptación, emprendedor, innovador y responsable. Esta exigencia se traslada también a las instituciones educativas, que tienen la misión de infundir en sus alumnos este liderazgo humanista y transformador, capaz de generar cambio positivo.
Desde el Tecnológico de Monterrey, replanteamos nuestro horizonte de cara al 2030 para sumarnos y encabezar esta transformación enfocándonos en un futuro más innovador y más humano. A través de nuestro revolucionario Modelo Educativo Tec21, estamos preparando a nuestros alumnos para no solo adquirir conocimiento sino entender lo que pueden lograr a través de este conocimiento.
Con Tec21, empoderamos a nuestros alumnos con una flexibilidad sin precedentes para que sean ellos mismos quienes exploren y definan su trayectoria profesional, exponiéndolos a un aprendizaje retador que les permita desarrollar resiliencia, innovación y emprendimiento, adaptabilidad al cambio, pensamiento crítico y visión global. Nuestro objetivo es formar en nuestros alumnos las competencias y actitud necesarias tanto para enfrentar la realidad laboral del futuro, que ya ha comenzado, como para crear sus propias oportunidades, contribuyendo al desarrollo de sus comunidades y del mundo.
De igual manera, en EGADE Business School trabajamos desde hace unos años en una ambiciosa transformación de nuestro portafolio educativo dando prioridad al desarrollo de las nuevas competencias, conocimientos y mentalidad necesarias para los líderes de la era post-digital. La preparación de los futuros tomadores de decisiones en la Cuarta Revolución Industrial precisa no solo de fluidez en el ámbito digital sino de emprendimiento, innovación y creatividad, visión crítica y sistémica, comprensión del contexto y perspectiva global. En un futuro pautado por inteligencia artificial y realidad virtual, el propósito social, la ética, la transparencia, la confianza y la integridad se perfilan como la principal ventaja competitiva de organizaciones y sociedades.
Sin duda los retos seguirán evolucionando, por lo que en la trayectoria del nuevo liderazgo un elemento fundamental será el aprendizaje continuo, el Lifelong Learning. Las escuelas de negocios deben formar a los futuros tomadores de decisiones en las competencias, habilidades y actitudes que les permitan convertir los desafíos del actual entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo, en oportunidades de desarrollo.
En un país en donde menos del cinco por ciento de estudiantes estudia un posgrado, de acuerdo con cifras de la OCDE, las generaciones más formadas deben de traducir ese privilegio en la responsabilidad de devolver a la sociedad todo lo que esta les ha dado. El camino no será sencillo: las exigencias son cada vez mayores y la incertidumbre es una variable constante; sin embargo, incluso los entornos más retadores ofrecen enormes oportunidades para el liderazgo, el emprendimiento, la innovación y, en definitiva, el florecimiento humano.