¿Qué podemos aprender en México de Biden como empresarios y como ciudadanos?

No podemos garantizar que la nueva administración logre la perfección, pero si podemos esperar que aprenda continuamente de sus errores

Después de los acontecimientos del 6 de enero en el Capitolio de los Estados Unidos (EU) expresé mis dudas sobre el excepcionalismo americano —la idea que los Estados Unidos es un país ejemplar para el mundo—.

Escribí, con mas esperanza que convicción, que “lo que es excepcional no es su historia ejemplar, sino su capacidad de reconocer cuando ha fallado y su capacidad de cambiar”. Hoy, tras la investidura de Joe Biden, regreso a esta proposición con mayor convicción. Como señaló el presidente Biden, los padres fundadores de los EU no hablaron de formar una “unión perfecta”, sino de crear una unión cada vez “más perfecta”, que siempre se mejore y renueve. O, en las palabras elocuentes de la poeta que participó en el acto de investidura, Amanda Gorman, de 22 años y descendiente de esclavos:

Somehow we’ve weathered and witnessed
a nation that isn’t broken
but simply unfinished.

Los EU no fueron fundados con una visión utópica de un futuro ideal, sino con una visión escéptica del ser humano. En 1788 James Madison, uno de los padres fundadores del país, escribió en The Federalist Papers en apoyo de la aprobación de la Constitución, de la cual de los forman su base conceptual, “Si todos los hombres fueran ángeles, los gobiernos no serían necesarios; si los ángeles gobernaran a los hombres, no se requerirían controles en los gobiernos”.

El rol de la constitución que Madison y sus colegas diseñaban no era crear una utopía habitada por ángeles, sino un mundo habitado por lo que el gran filosofo español, Miguel de Unamuno, llamó “hombres de carne y hueso”. En esta visión escéptica del ser humano yace el genio de la sociedad norteamericana—no se trata de no cometer errores sino de reconocer los errores y renovarse. La biografía de Joe Biden también lo ilustra —ha cometido múltiples errores, a veces graves, pero ha sabido reconocerlos y renovarse.

No podemos garantizar que la nueva administración logre la perfección, pero si podemos esperar que aprenda continuamente de sus errores. Joe Biden regresó a este punto en sus palabras hacia los integrantes de su equipo: “cometeré errores, cuando los cometa los reconoceré, requeriré de su apoyo…”

En un futuro artículo espero regresar a los cuatro grandes temas de la nueva administración que delineó Joe Biden: recuperación del covid-19, recuperación económica, justicia social y cambio climático, y lo que implican para la relación Mexico-Estados Unidos y para empresas en México. Por el momento, me parece más importante recordar los valores que encarna la nueva administración:

  • Competencia. El equipo de Biden es un equipo de expertos con larga experiencia. Muchos tuvieron posiciones importantes en la administración de Obama y conocen sus áreas de responsabilidad, en contraste a la administración anterior que fue un gobierno de amateurs. Sin embargo, me preocupa algo: por el momento hay pocas voces disonantes. Todo organismo requiere voces disonantes en su interior que vean la situación desde diversas perspectivas. ¿Habrá suficiente diversidad de opiniones dentro de esta administración? ¿Estarán dispuestos a cometer los errores necesarios para aprender?
  • Diversidad. Además de tener como vicepresidenta a una mujer afroamericana y asiática, la nueva administración representa al país en términos de género y origen. En un mundo dominado por el racismo nunca podríamos haber escuchado el poema de Amanda Gorman. La diversidad de integrantes del equipo de Biden puede equilibrar su similitud en experiencia profesional.
  • Cortesía y decencia. Me impresionó que, en las palabras dirigidas a los integrantes de su equipo, Biden enfatizó que todo ser humano tiene el derecho a ser tratado con respeto como un valor fundamental. Dijo que cualquiera que trataba sus colegas con falta de respeto sería despedido “on the spot”.
  • Enfoque en las posibilidades del futuro. Cuando se le preguntó a Biden qué palabra caracterizaría su administración, respondió sin hesitación: “posibilidades”. Aun cuando el país enfrenta crises sin precedentes en salud, economía y sociedad, se enfoca en un mejor futuro. En este sentido, es similar a sus antecesores Abraham Lincoln y Franklin Roosevelt, quienes también llegaron al poder en tiempos de crisis.

No podemos saber si la administración Biden será exitosa. Mucho dependerá de factores que no controla o controla solo parcialmente—su relación con el Congreso, con sus aliados y con sus oponentes internacionales, así como con el sector privado, y, sobre todo, la evolución del covid-19. El mismo Biden ha advertido que “las cosas empeorarán antes de que empiecen a mejorar”. Sus primeras acciones inspiran confianza. Es posible que su mayor desafío sea cumplir con las elevadas expectativas de la sociedad.

Me resisto a ser el típico estadounidense que les dice a los mexicanos cómo comportarse. Por eso termino escribiendo como mexicano. ¿Qué podemos aprender en México de Biden como empresarios y como ciudadanos? Sugiero el tema de la renovación continua-- la capacidad emprendedora de experimentar, fracasar, aprender, renovarnos. En este proceso debemos apalancar el enorme talento de los mexicanos, no solo su capacidad técnica, sino también su diversidad y creatividad. No nos perdamos el talento de una futura “Amanda Gorman” mexicana nacida en una comunidad indígena del sureste. Hay que tratarnos con cortesía y decencia, reconociendo que todos somos seres humanos de carne y hueso. Ninguno es mejor o peor que el otro. Sobre todo, cuando nos encontramos atravesando tiempos oscuros, debemos ver las opciones de un amanecer de oportunidades futuras.

Artículo publicado originalmente en Dinero en Imagen.

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