Punto de equilibrio

Para poder calcular un punto de equilibrio en una empresa normal, sin subsidios, se tienen que determinar dos tipos de costos

Circula en las redes una imagen que dice que el AIFA está en punto de equilibrio, pero ¿cómo se calcula un punto de equilibrio?

Para poder calcular un punto de equilibrio en una empresa normal, sin subsidios, se tienen que determinar dos tipos de costos: los fijos y los variables, aunque también hay semifijos. La variabilidad se refiere al cómo cambian los costos con respecto al nivel de producción (o de uso, en su caso).

Si un costo varía proporcionalmente con respecto de la cantidad producida, desde luego será de naturaleza variable. Por ejemplo, la cantidad de madera que se utiliza en la producción de una mesa. Si el costo se mantiene sin importar el nivel de producción que se tenga, entonces será fijo.

El ejemplo sería el pago de la renta de la planta en donde se fabrican las mesas: al dueño de la planta no le importa si se produjeron pocas o ninguna mesa durante un período: se tiene que pagar la renta. Por último, estarán los semifijos: varían desproporcionadamente respecto al nivel de producción, inclusive pasando una determinada cantidad producida se incrementan.

Tanto los costos de naturaleza fija como los de naturaleza variable se suman para obtener los costos totales y se calcula el nivel de ventas requeridas para cubrir los costos totales.

¿Cuáles serían preferibles? Es claro que tener que pagar sin tener ingreso no le conviene a nadie, por lo que idealmente, si todos los costos de una empresa normal fueran variables, no habría que preocuparse.

Hay otro análisis que habría que hacer es el determinar la contribución marginal. Normalmente es por tipo o línea de producto, geografía, etc. Para lograr esto, al precio de venta del producto o línea de producto a analizar se restan únicamente sus costos variables. Habría que tomar una decisión para los siguientes tres casos. Si la contribución marginal (precio menos costos variables) cubren los costos fijos, la decisión es continuar produciendo. Si la contribución marginal no alcanza a cubrir los costos fijos asignados, la decisión es seguir produciendo puesto que, por poco que sea, el margen de contribución ayudará a pagar en algo a los costos fijos. El tercer caso es si el margen de contribución es negativo: ¡Houston, we have a problem! Por cada unidad producida o servicio vendido, la empresa tiene que poner dinero: hay que dejar de producir.

Para lograr ese nivel de análisis en una empresa normal, las áreas de contabilidad que conocen de costos hacen mancuerna con los ingenieros que conocen los procesos: La empresa podrá tomar decisiones de que productos o servicios producir y cuales no, aunque ciertamente se tuvieran que decidir mantener produciendo un cierto producto o servicio por alguna razón estratégica que, aunque se pierda en dicho producto o servicio, se gana en otro o se protege otro ingreso.

Esto aplica en empresas normales, en las que cuesta mucho trabajo mantener la preferencia de los clientes para seguir vendiendo nuestros productos o servicios pero que, kafkianamente de lo que generan se asignan recursos a las perdedoras. Con dos dedos de frente cualquiera concluiría que no sería sostenible … excepto en México.

Ps 1. México necesita más Xóchitls y menos gente mentirosa y desconectada de la realidad.

Ps 2. ¿Qué no tiene relación la inseguridad con la inflación? De pena ajena, pero en México hay narco-inflación: pregúntenles a los limoneros, a los transportistas y un gran etc. Esa inseguridad cuesta y repercute en los precios. Claro que los vividores matraqueros del régimen, vamos, los compinches de los criminales solo se benefician de esta situación.
 

El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en El Financiero.

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