Durante el 2023 el crecimiento económico nacional ha sido sobresaliente debido, en una parte importante, al efecto nearshoring. Es decir, la inversión de empresas que estaban en China y su reasignación cerca de su mercado meta donde México tiene una ventaja competitiva debido al tratado de libre comercio trilateral (TMEC), la cercanía geográfica con EE. UU. y la inversión en infraestructura. Así, es probable que la economía crezca alrededor de 3.5 por ciento anual, superior a las expectativas de los analistas.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Si bien, México está experimentando un incremento importante en inversión extranjera directa, sigue por debajo de países como Brasil, Chile y Perú, en términos de PIB.
En el futuro próximo veremos una aceleración de inversiones pero no creo que sea sostenible. Existen serios problemas estructurales a la vista que mermarán la tasa de inversión en el país.
Primero, la falta de inversión en infraestructura. La mayor parte de la obra pública se ubica en el centro y sur del país, y en contadas obras hegemónicas. Se está descuidando la inversión en obra pública en el resto del país lo que perjudicará la atracción de empresas.
Lo anteriror también es evidente en la inversión pública en energía, la mayor parte de CFE, lo que provocará escasez de electricidad en el futuro próximo. Lo mismo sucederá con el agua.
Segundo, por el pésimo nivel educativo en el país. No solamente pocos mexicanos se gradúan de educación superior sino que el nivel educativo es cada vez peor. La última prueba PISA evidencia los pobres resultados en el sector educativo. Las empresas extranjeras batallan cada vez más en conseguir mano de obra calificada.
Tercero, por la agenda política que busca eliminar a las instituciones que fomentan el libre mercado y la competencia privilegiando a las empresas del estado.
El gobierno continuará buscando darle más control de la economía al estado a expensas de las empresas privadas. Esto se evidencia claramente con la intención de eliminar instituciones como la CRE y la COFECE.
Así, si bien México se beneficiará mucho del efecto nearshoring, es importante notar que dicho efecto positivo puede ser de corto plazo. Existen problemas estructurales que podrían desalentar la inversión privada en el país en el mediano y largo plazo.
El país podría estar creciendo tres veces más si aprovechara al máximo de la coyuntura histórica que se le presenta en estos momentos.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente El Financiero.