Además de provenir de una familia multicultural, he tenido la fortuna de vivir, estudiar y trabajar en varios países, lo que me ha brindado la oportunidad de conocer e intercambiar puntos de vista con gente muy diversa y de muchos lugares del mundo. Estas experiencias me han hecho reflexionar sobre la importancia de enseñar y aprender habilidades blandas y competencias multiculturales para desplegar un verdadero liderazgo global en el contexto actual de las organizaciones.
El mundo ha avanzado de forma muy acelerada en el proceso de globalización y, aunque hoy en muchos campos se habla de desglobalización o desaceleración de la globalización, resulta evidente que el mundo sigue estando muy interconectado y que la interdependencia económica de los países ha acelerado a su vez la interdependencia política, social y cultural, entre otras. La cultura, los idiomas, las representaciones artísticas, la religión, el deporte, la comida y el consumo son expresiones de cómo la globalización ha contribuido a romper las divisiones tradicionales de los seres humanos, que solían ser barreras para la prosperidad y el intercambio cultural.
Es más, hoy han crecido exponencialmente las interacciones y los intercambios que se hacen en y desde las organizaciones con empleados, clientes, proveedores, competidores y acreedores de distintas culturas. Por esta razón, resulta fundamental en nuestros procesos de aprendizaje acercarnos a experiencias multiculturales que potencien el liderazgo global.
La investigación sobre el liderazgo multicultural en empresas globales ha aumentado rápidamente en los últimos años. De acuerdo con la investigación presentada por Yukl, se describe el contexto multicultural como una situación en la que individuos de diversas culturas operan en una cultura extranjera y sus acciones o comportamientos en este contexto generan rendimiento internacional.
Si formamos parte de un equipo internacional, probablemente tenemos que tratar con personas de distinto origen cultural, étnico o religioso, que tienen valores y creencias diferentes a las nuestras. No siempre es sencillo entender a estas personas ni que ellas nos entiendan a nosotros, por lo que nos hará falta tener una comprensión y empatía cultural (algunos le llaman inteligencia cultural) para comunicarnos efectivamente y colaborar de forma constructiva.
Sin duda, la globalización y los cambios demográficos hacen que sea cada vez más importante que los directivos sepan cómo influir y dirigir a personas con valores, creencias y expectativas diferentes. Por tal razón, la multiculturalidad es un factor crítico de éxito para las organizaciones y el liderazgo, y las áreas de talento y cultura deberían orientarse a desarrollar competencias que permitan determinar cuándo es necesaria la adaptación.
Para cualquier organización que opere en distintos escenarios geográficos es fundamental que su capital humano aprenda cómo actuar en entornos diferentes, con indicaciones bastante específicas que ayuden a entender el entorno, las prácticas culturales (cómo son las cosas) y sus valores culturales (cómo deberían ser las cosas). De esta forma, entablar intercambios abiertos y sin prejuicios, que sean respetuosos de la diversidad cultural, es el camino para potenciar habilidades interpersonales multiculturales. Este es un camino de transformación profesional y personal, entendiendo al otro de forma empática y respetuosa, valorando la diversidad cultural y disfrutando del intercambio de experiencias y saberes.
La autora es profesora del Departamento de Estrategia y Liderazgo de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en Alto Nivel.