Hace poco más de un año escribía sobre el valor de los espacios abiertos en el lugar de trabajo al ser espacios de conexión y socialización, áreas en las que existe la posibilidad de integrarse en un proyecto en curso o generar una idea para un nuevo proyecto de colaboración. COVID-19 nos muestra otras realidades en las que surgen interrogantes sobre cómo se pueden trasladar los beneficios de los entornos digitales al espacio abierto de trabajo, cómo mantener e impulsar lo que se vive en un espacio abierto a un entorno virtual como lo son la toma de decisiones ágil, la eficiencia operativa, incluso la innovación. Todo un reto para el diseño de nuevos modelos de trabajo donde ambos entornos coexistirán.
A simple vista, pareciera que la diferencia entre trabajar en un entorno físico y uno virtual es la tecnología y el distanciamiento físico. Sin embargo, ambos pueden ser juzgados como inhibidores de la socialización, la interacción humana y la creatividad, actividades que provocan el intercambio de conocimientos. Las actividades que conllevan un alto nivel de creatividad e innovación requieren espacios de socialización, y estos espacios se dan principalmente en lugares físicos de trabajo. Esta nueva “normalidad”, con modelos de trabajo en espacios virtuales presenta lo siguiente y que hemos de considerar en una era post-COVID:
Interacción en el espacio virtual, pero poca socialización. En los espacios virtuales, los vínculos de conocimiento no son necesariamente bidireccionales como suelen ser durante las interacciones cara a cara. En un entorno virtual es posible interactuar con otros, pero es difícil ir más allá de la tarea que se está trabajando; la interacción social ha sido limitada. Lo positivo de esta nueva normalidad es que, la capacidad de interactuar ha ido más allá de nuestra área geográfica ya que permite a los colaboradores participar en conferencias o reuniones, estén donde estén. La dispersión geográfica desaparece y permite la interacción incluso con colegas antes no conocidos.
Uso de herramientas digitales, pero limitada conexión humana. Las plataformas de comunicación digital se han vuelto cruciales ya que han acercado a todos los miembros de la organización. Aun así, existe una gran oportunidad para buscar la cercanía y la conexión con otros. Cuando se está conectado con alguien a través de herramientas digitales, existe la incertidumbre de si el otro, el receptor, está entendiendo tu mensaje. El tener el video y el micrófono apagados puede percibirse como tener poco interés, estar ausente, incluso pasar inadvertido. En este aspecto, se vuelve clave contar con lineamientos de uso de herramientas digitales y actividades que fomenten la integración y la conexión.
Productividad, pero escasa creatividad. Los espacios digitales, en cierta medida, están propiciando mayor productividad y procesos efectivos de toma de decisiones, pero no necesariamente apoyan la generación de nuevos proyectos. Se percibe que los medios digitales no desarrollan un compromiso natural de colaborar de la misma manera que lo hace el espacio de trabajo abierto. Asimismo, se ha de tener en consideración que no todos se encuentran en condiciones similares que les permitan trabajar desde casa sin verse afectados por el estrés y la presión de atender de forma inmediata los medios digitales. Mantener un horario laboral es de gran valor para el bienestar de la organización.
En una era post-COVID la distancia física continuará siendo necesaria y las herramientas digitales facilitarán la continuidad laboral, por lo que las organizaciones deben diseñar estrategias que integren ambos entornos de trabajo: virtual y presencial. Herramientas para crear redes dinámicas con acceso instantáneo a la información; tiempo y espacios presenciales para compartir conocimiento tácito, para tomar decisiones, incluso para innovar. En estos momentos, la visión del uso del espacio físico es inextricable al espacio virtual. No existe una solución única, será diferente para cada organización encontrar el balance idóneo que le permita alcanzar sus objetivos y su efectividad.
Artículo originalmente publicado en El Financiero.