La industria de la moda, ligada a la textil, consume trillones de galones de agua cada año para la creación de ropa y el teñido textil es la causa del mayor consumo de agua y contaminación. Al emplear bacterias para replicar el color, algunas empresas biotecnológicas en Reino Unido han encontrado la forma de producir el color para el teñido, utilizando una fracción de agua, sin químicos tóxicos, en comparación con la cantidad que se usa mediante métodos convencionales.
Los pigmentos naturales han sido utilizados desde siempre para darle color a las telas. La industria moderna de la moda utiliza colorantes sintéticos más baratos que dan mayores resultados, pero que contienen compuestos químicos que son dañinos para la vida humana y para el medio ambiente. De acuerdo con un reporte realizado por la Fundación Ellen MacArthur, el teñido y tratamiento de los textiles son los responsables de un quinto de la contaminación del agua a nivel global. La Fundación Ellen MacArthur está dedicada a la creación de economía circular, concepto que incluye la minimización de desperdicio, mediante la creación de materiales y la regeneración de la naturaleza.
De acuerdo con un artículo publicado por Bloomberg, la industria de teñido textil crecerá $16.1 billones en ventas para el 2030, cerca de un 50% más comparado con un 10.7 billones de USD en el 2021. Definitivamente esta industria necesita crear alternativas más sustentables como, por ejemplo, las que está impulsando la empresa Colorfix Ltd. Esta empresa está en Norwich, Inglaterra, y ha identificado que a través de las plumas, insectos y plantas se pueden obtener matices de colores para la creación de ropa. A través de la investigación de esta empresa, se determina la secuencia del DNA responsable del pigmento natural y organiza bacteria para replicar el color. Esto se hace a través de la fermentación, en donde los organismos son alimentados con agua, azúcar, levadura y bioproductos de las plantas. En un par de días, a través de este proceso, se genera un gran volumen de “licor de color” que puede ser usado por máquinas estándares de empresas dedicadas al teñido.
Colorfix Ltd. ha reportado en su informe medio ambiental que su proceso requiere 81% menos agua y el 41% menos de gas natural que los métodos convencionales. De acuerdo con la empresa, los resultados del ahorro de energía provienen de los 37 grados centígrados que la bacteria requiere para los procesos de teñido, a diferencia de los 80 a 130 grados centígrados que se requieren en los métodos tradicionales. En estos procesos estándares se requiere un mayor consumo de agua, químicos y energía.
Otro tema interesante es que las algas, que son famosas por sus nutrientes y su innumerable aportación a la industria alimenticia, también han formado parte de una nueva generación llamada “moda sustentable” en donde algunos startups han empezado a usarlas en la ropa. Los textiles sintéticos como el poliéster, que es uno de los más baratos y desechables de todos, está hecho de combustibles fósiles. Los colores y teñidos para las telas provienen directamente del petróleo. La industria de la moda produce más de 100,000 millones de vestidos/trajes anualmente, cerca de 14 para cada persona que vive en nuestro planeta. La mayoría termina en vertederos o en ríos, sobre todo en los países en desarrollo. Solamente una fracción de estos vestidos y ropa se puede reciclar. El estar a la “moda” genera el 10% de las emisiones humanas que han llevado al calentamiento global, un poco más que la contaminación generada por el transporte aéreo y marítimo. En este sentido, las algas requieren menos del 80% en agua que el algodón, y no utilizan pesticidas para crecer. También tienen la ventaja de que no necesitan químicos para dar el color a los textiles.
Para tener algo de contexto, de acuerdo con el programa ambiental de las Naciones Unidas, se requieren alrededor de 2,000 galones de agua para hacer un pantalón de mezclilla. La industria textil y del teñido representa mundialmente el segundo mayor contaminante de agua. El poliéster utilizado para las prendas no se descompone y termina en la cadena alimenticia como microplástico. En contraste, las algas pueden generar productos que son biodegradables y no tóxicos.
Desde la semilla de cáñamo, hasta el uso de hongos, los eucaliptos y el bambú, son tan solo algunas de las materias primas utilizadas por startups que están volteando a ver a la naturaleza para generar valor. Estas empresas están siendo consideradas por gigantes de la moda como Hennes & Mauritz AB (H&M), empresa que quiere lograr que todos sus productos provengan de materias reciclados o de fuentes sustentables para el 2030, año que no se ve tan lejos.
La demanda de productos sostenibles, limpios y verdes es ahora una realidad económica. La demanda viene impulsada por consumidores jóvenes que están más alertas de las condiciones medioambientales y cuyos hábitos de consumo están siendo modificados para alinearse a esta tendencia. El mercado secundario o de re-uso en la moda también está creciendo a pasos gigantes y las inversiones en alternativas alineadas con el modelo ESG continuarán poniendo presión a las cadenas de manufactura para que éstas sean más limpias y verdes en sus procesos. Es, sin duda, una industria que ya está presentando cambios dentro de una economía circular que genera valor.
La autora es Directora del Programa de Licenciado en Contaduría Pública y Finanzas del Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey, Profesora del Departamento de Contabilidad y Finanzas y del Centro de Evolución Digital de la Escuela de Negocios.
Publicado originalmente en El Financiero.