Manifiesto Financiero

Artículo publicado en la sección Riesgo y Valor del periódico Reforma

Es preciso, y oportuno, un nuevo y renovado liderazgo en finanzas para México. Un liderazgo en las finanzas consiste en encontrar causas merecedoras de una tenaz persecución, por la extensión, profundidad, alcance económico y amplitud de cobertura en el beneficio que ofrecen. ¿Qué innovaciones requiere México, y en qué contextos, para elevar los estándares de competencia e inclusión en el sistema financiero mexicano? Tomando ideas de un evento organizado por EGADE (la Cumbre Financiera Global) y otras más, Riesgo y Valor plantea este Manifiesto Financiero con ocho propuestas torales:

1. Mantener la estabilidad macroeconómica, conservando el déficit y la deuda de gobierno en cifras sostenibles (2% y máximo 50% del PIB). Lograr también un óptimo balance entre la política monetaria y la fiscal que mantenga la estabilidad del peso, las tasas reales bajas y la inflación controlada y, a la vez, que incentive la actividad económica en contra ciclo.

2. Remover las barreras que obstaculizan la confianza en la eficacia de las instituciones y fortalecer las columnas sobre las que descansa para, por vía indirecta, reducir la incidencia de la informalidad, y de ahí bancarizar a la mayoría de la población, aprovechando también la vía digital para democratizar los servicios básicos.

3. Potencializar la innovación financiera para que traiga más dinamismo en los mercados bursátiles como fondos de cobertura, ventas en corto, emisión simplificada en la bolsa, fondos de capital privado, etc. Lograr asimismo mayor representación en la bolsa en los sectores económicos de alto crecimiento y alto potencial (como salud y tecnología), atrayendo de nuevo con mejores costos y mayor liquidez a los emisores que se han deslistado.

4. Con ello, lograr un marco para fortalecer el mercado y la cobertura del crédito a precios justos para las pymes, con un sistema que ofrezca garantías para quien no las tenga y una red bancaria que pueda acomodarse en un diseño de instrumentos de crédito que pueda vivir en forma rentable (apoyado en un sistema legal y de recuperación adecuado y eficaz) con garantías de terceros, garantías en menores escalas o sin ellas. Asimismo, créditos a precios competitivos y plazos que den respiro a los negocios que dependen de un ciclo de flujo que es rezagado por su naturaleza.

5. Fomentar una cultura de ahorro en las familias y ofrecer vehículos seguros y atractivos para recibirlos; fortaleciendo primero los cimientos que requiere una educación financiera en todas las capas de la sociedad, que coadyuve a cerrar las brechas que existen en todos los grupos que han sido excluidos por el sistema o por sí mismos (el rural, el de género, el digital, el de ingreso, etc.).

6. Dejar sólidos y profundos cimientos en los sistemas de seguridad social, como pensiones eficientes y transparentes, que ofrezcan cobertura digna (con tasas de reemplazo de al menos el 50 o 60% del sueldo) al total de la población trabajadora; igualmente, entarimar la red de protección financiera a través de un sistema de servicios mínimos de salud bien cimentado en instituciones y vehículos.

7. Fortalecer el aspecto microeconómico, con aumentos a la productividad laboral, la penetración de la inversión productiva, y la productividad tecnológica, con el requisito de realizar las reformas estructurales que son necesarias para ello (la fiscal, la educativa, la laboral, etc.) y el combate a la corrupción, domando la ineficiencia presupuestaria del gasto programable. Para lograr todo lo anterior, capitalizar el empuje empresarial para resanar y reconstruir las instituciones que han sido allanadas por las malas administraciones públicas, reconociendo que el sistema político es inseparable del desempeño económico.

8. Desarrollar una política industrial que privilegie los sectores de mayor éxito en la exportación (logrando mejor coordinación y lobbying con el Congreso y los aliados comerciales), aproveche al máximo las tendencias de la inversión extranjera directa en la manufactura y, potencie alianzas creativas público-privadas para aprovechar la cultura de trabajo -y el gobierno corporativo socialmente responsable - en las zonas más industrializadas de la nación, como el norte, el centro y el Bajío, que permitan el desarrollo de la infraestructura necesaria para elevar nuestro índice de competitividad global.
 

El autor es profesor de finanzas en EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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