Cada vez son más frecuentes los libros, artículos y notas que reconocen los logros y roles que las mujeres han ido tomando en los negocios, así como los beneficios que esto aporta a la sociedad. Durante la última década, múltiples investigaciones muestran que los equipos con mayor equidad de género suelen tener mejores resultados organizacionales, sobre todo en materia de innovación y emprendimiento.
En paralelo, las actividades de emprendimiento dentro de una organización (llamadas también emprendimiento corporativo o intraemprendimiento) han crecido por la necesidad empresarial de renovarse, buscando ya sea la sobrevivencia o expandir el negocio. A partir de la crisis económica del Covid-19, muchas compañías están apostando por su talento interno y realizan diferentes esfuerzos por desarrollar habilidades emprendedoras o innovadoras en sus colaboradores.
En este sentido, cuantas más mujeres desarrollen emprendimientos o tomen posiciones de liderazgo en grandes corporaciones pareciera que aumenta las expectativas sobre los resultados organizacionales. Sin embargo, las mujeres se enfrentan a diferentes presiones, tanto profesionales como personales, y es importante comprenderlas para crear un ambiente empresarial armónico, de entendimiento y de crecimiento en la organización. Si bien se reconoce un avance, los retos en el mundo corporativo siguen siendo diferentes y más significativos para las mujeres, entre los que destacan:
Cualquier programa de emprendimiento y desarrollo necesita trabajo en equipo y soporte de parte de la dirección. En entrevistas con mujeres, sobresale como factor poco motivante, sentir poca colaboración con el equipo y poco entendimiento o empatía por parte del líder. El trabajo colaborativo y de soporte es muy relevante en proyectos que requieren mucha inversión de tiempo. Las mujeres buscan ayuda mutua, entienden que cada persona tiene sus propias necesidades y buscan tener un equipo donde todos se “echen la mano” cuando se requiera.
En países como México, donde las jornadas laborales suelen ser largas, las mujeres buscan además tener su red de soporte emocional y ayuda, lo cual hacen con familiares y amigas; sin embargo, para aquellas con cambio de residencia esto pudiera ser aún más retador.
Si bien un proyecto debe de ser aprobado, sobre todo por aquellos que implican una inversión significativa, la gran cantidad de autorizaciones o procesos largos y tediosos para la aceptación de un proyecto pueden llevar a la desmotivación y simplemente abandonar la idea de proyecto.
Este es un tema que se ha estudiado ampliamente, pero ha sido poco entendido y, en algunas ocasiones, no ejecutado de la mejor manera —para algunos es un tema de cultura, para otros de rendimiento y para otros de justicia. El caso es que las mujeres siguen llevándose la mayor responsabilidad familiar si desean continuar desarrollándose y al mismo tiempo deben de cumplir con las obligaciones laborales. Las posiciones con horarios flexibles, de manera estructurada y bien planificada, permiten tener un tiempo de calma, que ayuda a estimular la imaginación y así proponer ideas innovadoras. En diversas entrevistas, líderes de equipo afirman que sentir apoyo con esquemas flexibles hace que se incremente su compromiso organizacional, buscando retribuir a la empresa lo que esta les proporciona.
Si bien pareciera que hay un gran interés para desarrollar ideas emprendedoras e innovadoras, al mismo tiempo son pocas las empresas que buscan despegarse de la operación diaria para dedicar tiempo a la investigación, desarrollo de la creatividad y búsqueda de oportunidades. Desarrollar un proyecto como una carga extra a las operaciones provoca en las mujeres un gran agotamiento y, en ocasiones, cuestionarse si les conviene proponer ideas innovadoras.
Como conclusión, tenemos que el intraemprendimiento no es tarea sencilla, ya que las propuestas deben alinearse a la visión de la empresa y llevarse a cabo a la par de la operación. La mujer toma protagonismo en la organización, pero también con una gran presión por lograr los resultados organizacionales planteados y al mismo tiempo balancear sus responsabilidades personales y familiares. Para lograrlo, se necesita mucha empatía de ambas partes (organización-mujer) y establecer una cultura de compromiso, comunicación abierta y confianza.
La autora es profesora asociada al Centro de Innovación y Emprendimiento de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.
Artículo publicado originalmente en El Empresario.