Logística: el nuevo campo de batalla (competitivo) en los negocios

Si bien se han registrado avances importantes en sectores clave como el automotor, construcción, alimentos y servicios logísticos, otros como retail y manufactura se han rezagado

La logística ha dejado de ser una función meramente operativa para convertirse en un eje estratégico de competitividad. La pandemia por Covid-19, las tensiones geopolíticas, el auge del comercio electrónico y, más recientemente, el fenómeno del nearshoring, han puesto en evidencia que las empresas que dominan su logística están mejor posicionadas para adaptarse a los cambios, responder al cliente y mantener su rentabilidad.

En un entorno cada vez más dinámico, incierto y exigente, la logística no puede limitarse a mover productos del punto A al punto B. La logística moderna involucra una red compleja de decisiones y procesos que impactan en la experiencia del cliente, la eficiencia operativa, la sostenibilidad y el crecimiento del negocio. En muchos sectores —desde el automotriz hasta el retail—, la diferencia entre liderar o desaparecer se juega en el campo de batalla logístico.

Durante años, la logística fue vista como un centro de costos a optimizar. Pero hoy, las reglas del juego han cambiado, las empresas la entienden como una palanca clave de diferenciación. Amazon, por ejemplo, tan solo en el año 2023 destinó 28,000 mdp en su red logística en México. Para el gigante del comercio en línea esto no es un gasto, sino una inversión en fidelización del cliente y control del ciclo de entrega.

Competir desde la logística

Una empresa puede creer tenerlo todo: un producto innovador, una marca sólida y un mercado atractivo. Sin embargo, si no es capaz de entregarlo con rapidez, confiabilidad y al costo adecuado, su propuesta de valor se desmorona. Hay que pensar en la logística como el puente entre la promesa al cliente y su cumplimiento.

Por ello, las empresas que conciben la logística como una ventaja competitiva invierten en procesos más ágiles, tecnologías de trazabilidad, redes de distribución optimizadas y en talento especializado. Saben que una buena gestión logística no solo reduce costos, sino que incrementa la satisfacción del cliente, mejora el capital de trabajo y fortalece la resiliencia ante disrupciones.

Algunas empresas han llevado su logística a un nivel tan estratégico que no solo les permite entregar productos, sino experiencias personalizadas. Lo logran a través de modelos que permiten adaptar la oferta en etapas finales del proceso, aprovechando sus redes logísticas para responder con agilidad a las necesidades específicas de cada cliente.

Medir para mejorar: ¿están las empresas midiendo lo que importa?

Uno de los grandes desafíos sigue siendo la medición del desempeño logístico. Muchas organizaciones aún toman decisiones sin una base sólida de análisis de datos o trabajan con indicadores desarticulados que no reflejan su verdadero impacto estratégico.

Una empresa que mide su desempeño logístico de forma sistemática puede anticipar problemas, afinar su planeación, alinear mejor sus áreas internas y negociar de forma más inteligente con sus proveedores. En otras palabras, puede evolucionar de una logística reactiva a una inteligente.

En este sentido, contar con un cuerpo de métricas estandarizadas y alineadas a los objetivos del negocio es clave. Indicadores como el cumplimiento de entregas en tiempo y forma (OTIF), la exactitud del inventario, el costo logístico como porcentaje de ventas, el tiempo de ciclo de pedidos o la rotación de inventario permiten, además de evaluar resultados, identificar oportunidades de mejora y tomar decisiones basadas en evidencia.

Un estudio reciente publicado por la Asociación Soy Logístico, en colaboración con Logística de México y EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey (2º Estudio Nacional de Indicadores Logísticos), revela avances importantes en sectores clave para la competitividad de nuestro país —como el automotriz, construcción, alimentos y servicios logísticos—en los últimos dos años. Sin embargo, sectores igualmente relevantes como retail y manufactura han mostrado una disminución en este rubro, lo cual refleja la necesidad de redoblar esfuerzos en medición y mejora continua.

Sostenibilidad y eficiencia: la asignatura pendiente

El estudio también revela una preocupación creciente por generar mayores eficiencias operativas sin descuidar el impacto ambiental. Si bien se registra una mayor adopción de estrategias de tercerización logística –particularmente en transporte y almacenamiento—, persiste un área de oportunidad crítica: aún son pocas las empresas en México que miden de manera sistemática su huella de carbono, lo que limita su capacidad para avanzar hacia una logística verdaderamente sostenible.

Finalmente, el estudio evidencia que los costos logísticos en México siguen siendo elevados. En la mayoría de los sectores, estos representan entre 11% y 15% de las ventas, mientras que en economías más avanzadas este porcentaje suele rondar el 10%. Esta diferencia refleja tanto desafíos estructurales como áreas de oportunidad para rediseñar procesos, adoptar tecnología y mejorar la eficiencia para reducir costos sin comprometer el nivel de servicio.

En este nuevo entorno empresarial, las empresas que conviertan a la logística en una prioridad estratégica —mediante tecnología, talento y métricas adecuadas— estarán mejor preparadas para crecer, adaptarse y liderar. La pregunta ya no es si la logística es importante. La verdadera pregunta es: ¿qué tan estratégicamente la estamos gestionando? Porque al final del día, quien domina su logística, domina su mercado.

 

El autor es director nacional de programas MBA de EGADE Business School y miembro del Consejo Directivo de la Asociación Soy Logístico.

Artículo publicado originalmente en Forbes México.

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