La Ley del Banco de México (En efecto, el Banco de México se rige por una ley. Esperemos que nuestros ínclitos políticos no vayan a hacer de las suyas), en el Capítulo IV De la Reserva Internacional y el Régimen Cambiario en su Artículo 18, nos dice que “El Banco de México contará con una reserva de activos internacionales, que tendrá por objeto coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional mediante la compensación de desequilibrios entre los ingresos y egresos de divisas del país.”
Su Artículo 19 indica que “La reserva a que se refiere el artículo inmediato anterior se constituirá con: … Las divisas y el oro, propiedad del Banco Central, que se hallen libres de todo gravamen y cuya disponibilidad no esté sujeta a restricción alguna …” entre otros instrumentos, y en su Artículo 20: “Para efectos de esta Ley, el término divisas comprende: billetes y monedas metálicas extranjeros, depósitos bancarios, títulos de crédito y toda clase de documentos de crédito, sobre el exterior y denominados en moneda extranjera, así como, en general, los medios internacionales de pago”.
De acuerdo con la información disponible en la propia página del Banco de México (¿había notado que el dominio de la página no es .gob, por supuesto tampoco .com ni .edu, sino .org? Esto se debe a la autonomía de Banxico) la serie se reporta desde el 5 de enero de 1996. El nivel mínimo se presentó el 12 de julio de 1996 con un monto de US$ 15,371; el máximo el 3 de septiembre de 2021 con US$ 205,559 y el promedio del 2022 fue de US$ 199,837.
El tema es que al último día de diciembre de 2021 se tenían US$ 202,399 y al patriótico 15 de septiembre, US$ 197,868; una caída de US$ -4,530. Al verlo en un gráfico, la tendencia es claramente hacia la baja.
¿Qué tanto es tantito? De acuerdo con el CFA, “En niveles de reservas inferiores al 100% de la deuda a corto plazo se está en riesgo, mientras que una proporción superior al 200% es considerada como amplia”. De acuerdo con Mexico’s Economic Outlook (Hacienda) al 1 de septiembre, los “Requerimientos financieros externos” como porcentaje de las reservas (aunque al 2020 citando como fuente al Banco Mundial) es alrededor de un confortable 60%. Además, considerando un índice (base 1990) al cierre de 2021 el nivel de reservas es muy superior a países como Argentina, Chile, Indonesia, Malasia y Turquía.
Hay otro elemento a considerar: para el 19 de noviembre del año pasado el Fondo Monetario Internacional (esa entidad a la que las izquierdas les gusta colgarle el San Benito de sus malas decisiones -las de ellos no las del FMI-) nos renovó la Línea de Crédito Flexible (LCF) por dos años. El comunicado de prensa indica que “La LCF es … de carácter precautorio que refuerza la reserva de activos internacionales y complementa las herramientas para enfrentar condiciones externas adversas y preservar la estabilidad económica y financiera.”
De acuerdo con el CFA, al tener un “tipo de cambio que se deja a la determinación del mercado, la autoridad monetaria puede ejercer una política monetaria independiente destinada a lograr objetivos tales como la estabilidad de precios y el pleno empleo”. Por eso se tienen.
Las reservas de Banxico, el banco de todos los mexicanos, pudiera decirse que son suficientes, combinadas con una política monetaria firme para enfrentar al entorno mundial inflacionario. ¿Se acuerda de la burla al Dr. Carstens cuando habló del efecto “pico de gallo”? ¿Ya checó el precio de la cebolla?
El autor es profesor de Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.