Las organizaciones necesitan cambiar su estrategia de transformación para competir en el nearshoring

Muchos intentos de modernización fracasan por tratar de llegar a la solución por el camino fácil

El nearshoring abre un mundo de oportunidades para México gracias a la reubicación de una gran cantidad de empresas en el país, aprovechando los tratados comerciales con Estados Unidos y Canadá. Pero estas oportunidades entrañan un enorme desafío para las empresas mexicanas, sobre todo para las medianas y grandes, que buscan competir de manera global. La mayoría de estas empresas habían retrasado la transformación porque ya tenían controlada la operación en el territorio nacional.

Ante la oportunidad de competir a mayor escala, ahora requieren una transformación de todo el negocio para tener la agilidad de operación que la competencia global exige.

El camino hacia una transformación total es complejo, especialmente para organizaciones que tienen muchos años en el mercado y ya se adaptaron a la competencia regional o nacional. Muchos intentos de modernización fracasan porque, en la urgencia de los cambios, la alta dirección suele omitir algunos pasos –como tener claridad en la estrategia de negocio o desarrollar las capacidades organizacionales requeridas—, y trata de llegar a la solución por el camino fácil.

Es tentador tratar de enfrentar este reto simplificando la solución: ya sea contratando un despacho internacional, comprando una plataforma tecnológica o fichando a altos directivos de organizaciones globales. Si bien todo eso ayuda, los despachos externos no siempre resuelven los problemas culturales, las plataformas no se adaptan a procesos especiales ni los altos directivos entienden las particularidades de su nuevo ecosistema de negocios.

Por ello, como punto de partida para la transformación del negocio, los directivos deben enfocarse en cuatro pilares fundamentales:

  1. Una estrategia clara de competencia que incluya misión, visión, objetivos e indicadores bien definidos y estructurados.
  2. Una estructura organizacional adecuada, entendiendo cómo el talento humano desarrolla y sostiene las ventajas competitivas en equipos esbeltos, ágiles, resilientes y adaptativos.
  3. Una comunicación de objetivos clara y una cultura de apertura, empoderamiento y autogestión, con metas alineadas en toda la organización.
  4. Un sistema de gestión y control robusto, que ayude a maximizar el desempeño en un entorno VICA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo), y ágil para adaptarse a los cambios.

Una vez concretados estos fundamentos, ya se puede incorporar a consultores y despachos externos, contratar talento clave y adquirir nuevas plataformas tecnológicas. De hecho, un sistema de gestión es fundamental para pilotear a la organización, reforzando lo que funciona y ajustando lo que no está dando resultados. A través de este proceso de gestión y control, la plataforma tecnológica cobra relevancia al suministrar la información clave del negocio, no solamente en un aspecto instrumental, sino en cuanto a su alineación estratégica.

Durante los procesos de transformación no podemos olvidar el conocimiento de los clientes, una tarea que debe ser constante. Para mejorar su competitividad y atender mejor a los clientes, las empresas enfrentan retos de comercialización, ante la creciente demanda de un modelo de mayor personalización; de competitividad, por la volatilidad de precios de las materias primas; de logística, por el enfoque a última milla, pedidos más pequeños y máxima trazabilidad; de nuevas formas de trabajo, incluyendo los procesos de selección, atracción y desarrollo de talento; y de digitalización, por la demanda de servicios multiplataforma, en la nube y soportados por las redes sociales y el big data.

Por si esto fuera poco, las empresas están cada vez más bajo el escrutinio público de su responsabilidad con los procesos ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés), un reto que el mercado nacional o regional no demanda actualmente. Para cumplir con estos requerimientos, las organizaciones deben ofrecer claridad y certeza de cumplimiento de las regulaciones internacionales, generando ventajas competitivas a través de la diferenciación por el apego cabal a las normas.

Estos retos no son fáciles, ya que el entorno es muy complejo y los mercados están en constante cambio. Una vez sentadas las bases mencionadas, ya se puede incluir en el portafolio de proyectos la transformación de los siguientes procesos:

  1. Rediseño de los procesos punta a punta de manera digital, aprovechando los sistemas de BPM (Business Process Management) para automatizar procesos y datos a fin de encontrar oportunidades de mejora.
  2. Creación de soluciones digitales integrales, que generen ventajas competitivas alineadas a la estrategia del negocio.
  3. Desarrollo de capacidades en equipo, capacitar a todos los colaboradores en: agilidad, design thinking y diseño de experiencias.

No existen recetas universales, cada empresa es diferente y cada mercado tiene sus particularidades. Para construir un sistema de transformación no se puede copiar y pegar; se preparan primero los cimientos y luego se construye cada una de las dimensiones de manera armónica. En paralelo, es crítico desarrollar una cultura de transformación que logre consolidar un crecimiento sostenible y una revisión de estrategias constante y ágil.

El crecimiento de las empresas ya no está limitado a las geografías y mercados actuales. Tomemos ventaja de esta gran oportunidad en México y preparémonos para competir con organizaciones de diferentes latitudes y con emprendimientos que pueden llegar a disrumpir los mercados. La estrategia, la cultura y el pensamiento sistémico deben ser la base de la transformación de las empresas para capitalizar la gran oportunidad del nearshoring en México.


Los autores son profesor de Inteligencia de Negocios de EGADE Business School y profesor de cátedra de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en El Economista.

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