El entorno global-regional post-Covid-19 representará un gran reto para la supervivencia de todas las empresas, aun para aquellas que sean capaces de identificar áreas de oportunidad. Un nuevo esquema de globalización y regionalización del comercio en el marco de acuerdos como el T-MEC y el TLCUEM (Tratado de Libre Comercio Unión Europea-México) puede beneficiar a México y, especialmente, a sus empresas.
Para ahondar en los retos y oportunidades empresariales derivados de la pandemia, EGADE Business School recientemente publicó su Decálogo para la Refundación Económica-Empresarial de México, donde se exhorta a la sociedad y a los empresarios a refundar el país desde un paradigma de inclusión social y sostenibilidad corporativa. Entre los variados y urgentes temas que aborda, apunta a la necesidad de reconfigurar las cadenas de valor y diversificar el comercio en el actual contexto. Me gustaría detenerme en este punto para comentar las capacidades que, a mi juicio, los líderes en México deberián accionar en sus organizaciones para aprovechar la nueva regionalización del comercio:
1. Identificar las megatendencias económicas, políticas, sociales y medioambientales, y su interacción con las nuevas tecnologías. Muchas de estas tendencias necesariamente cambiaron de rumbo ante la irrupción del Covid-19 y seguramente muchas otras lo harán en la etapa pospandémica.
2. Reconocer nuevos “VOIDS” en los mercados de consumo y en los mercados de producción. Es decir, encontrar esos nuevos espacios que ofrecerán oportunidades de negocio en un escenario post-Covid-19. Antiguos sectores industriales y de servicios que no eran ni competencia ni complemento, seguramente habrán cambiado de posición relativa, y ahora tendremos nuevos sectores, relaciones y contextos de interacción.
3. Ante este escenario, los tratados de libre comercio mantienen su relevancia como fuentes potenciales de oportunidades de negocio. Sin embargo, ahora más que nunca se requiere un análisis estratégico de todos los aspectos y contenidos de los tratados. Así, por ejemplo, será necesario un análisis profundo de las reglas de origen y entender claramente cuál debe ser el contendido de valor regional que deberán cumplir todos los productos para gozar de las preferencias arancelarias.
4. El impacto del enfrentamiento comercial que seguramente prevalecerá entre los Estados Unidos de América y China abre áreas de oportunidad para aquellas empresas que puedan identificar productos y servicios que ante este nuevo escenario se puedan manufacturar, ensamblar o configurar desde México de forma más competitiva.
5. Este análisis estratégico deberá ser planteado no con una perspectiva desde México solamente, sino que tendrá necesariamente que tener una visión integradora norteamericana. Pues el verdadero valor agregado no consistirá en continuar ser centro de ensamble o manufactura, sino ahora también como un centro de diseño y desarrollo tecnológico que apunte la competitividad regional en el largo plazo.
6. Los líderes deberán ser capaces de rediseñar las cadenas de valor que justifiquen la inversión (burden) del cambio. Por ejemplo, analizar qué parte de los procesos de diseño o ensamble de productos o servicios ahora se justifica desagregar de la antigua cadena de valor (China-Estados Unidos) y agregar ahora en un nuevo diseño integral norteamericano.
7. Dado que las grandes corporaciones de productos de consumo enfrentarán una gran presión por reducir costos, las empresas mexicanas seguirán en la gran encrucijada de ser centros de costos de manufactura costo/efectiva, que, si bien genera empleo y ofrece oportunidades, seguirá siendo un factor de desigualdad.
8. Será necesario replantearse estratégicamente los conceptos de scope (ámbito), scale (tamaño) y timing (tiempo) de todos los proyectos de reconfiguración de cadenas de valor, incluyendo las decisiones de innovación y de disrupción.
9. La gran mayoría de pequeñas y medianas empresas (pymes) tuvieron poca integración a las cadenas productivas en el marco del anterior TLCAN. Ahora, con el nuevo acuerdo T-MEC, aún más complejo y riguroso, será necesario un gran esfuerzo para identificar y promover una mayor integración y valor agregado nacional. Las pymes necesariamente deberán integrarse en clúster para poder ofrecer ventajas competitivas reales y en forma organizada.
10. Finalmente la etapa post-Covid-19 ofrece la oportunidad única de replantear la visión y misión de las organizaciones con un enfoque más humanista, pero también con más responsabilidad y un fuerte compromiso con sus grupos de interés y la sostenibilidad social y medioambiental.
No podemos mirar al pasado para proyectar al futuro, es momento de un verdadero cambio de paradigma conceptual en la forma de plantear las organizaciones.
Artículo publicado en El Empresario.