Las declaraciones políticas de la moda

Mayores impuestos para los ricos y mayor igualdad de género son dos de las reclamaciones provocadoras de la Gala del Met

Hace unos días se celebró en Nueva York la Gala del Met, sin duda uno de los eventos sociales más importantes no solo de Estados Unidos, sino del mundo. Algunas celebridades decidieron utilizar esta plataforma para hacer una declaración política con sus atuendos. Esto no es algo nuevo, la moda se ha usado políticamente a lo largo de la historia. Pero en esta ocasión se tocaron temas diferentes. Por un lado, pudimos ver a la congresista norteamericana Alexandria Ocasio-Cortez llevando un provocador vestido que reclamaba más impuestos a los ricos –“tax the rich” (impuestos para los ricos) en brillantes letras rojas que contrastaban con el sobrio vestido blanco que portaba—.

Este tema, bastante recurrente en tiempos recientes, divide al congreso de los EE. UU. entre la perspectiva tradicionalmente republicana de recortar impuestos a los ricos para promover mayor inversión y ofrecer mayor apoyo a la industria y la de los demócratas, que suelen decantarse por la alternativa, pero sin demostrar con acciones claras cómo lograrlo. Es algo que toca muy de cerca al mundo corporativo, ya que, si bien esto pudiera por fuera parecer una lucha política entre clases, esos mismos “ricos” que menciona Ocasio-Cortez son los empresarios e industriales norteamericanos.   

En este sentido, la declaración poco sutil de la congresista adquiere mayor relevancia. No es posible ignorar este tema tan controversial en uno de los eventos sociales más emblemáticos de las más altas esferas del país vecino. A pesar de todo, pocos políticos arriesgarían sus lazos con la gente más generosa de Estados Unidos por atender un problema social. Y recordemos que el financiamiento de campañas políticas en EE.UU. es fondeado por donaciones. Sin embargo, Ocasio-Cortez es una congresista que llegó a su curul confrontando al establishment norteamericano apoyada por una base de electores de clase media, sin tener que rendir cuentas a la élite que critica. Y busca cambiar la mucha de la regulación que toca a fondo la empresa norteamericana. Sin embargo, esa no fue la única gran proclamación política que vimos durante la gala.

Por su parte, Cara DelEvingne, reconocida actriz y modelo británica y militante de los círculos influyentes de Hollywood apareció con un atuendo todavía más provocador, desafiando el mismo patriarcado. Y cuando digo eso, quizá me quedo corto en afirmar lo frontal y díscolo que resulta su afirmación de moda. Delavingne se paseó relajada con un chaleco antibalas blanco encima de un traje de sastre también blanco y con una frase en rojo que ataca frontalmente al patriarcado. El lenguaje que usa es verdaderamente pedestre, sin embargo, parece encontrar la palabra justa para mandarlo al diablo sin hacer referencia a una metáfora machista. El contraste de los colores desafía varios cánones al no llevar propiamente un vestido de gala y plantarse en pantalones, desafío al machismo histórico que segregó por décadas las normas de etiqueta en el mundo.

Estas llamadas de atención invitan a revisar los principios por lo cuales nos regimos como sociedad y conducimos nuestros negocios. Y aunque podemos encontrar buenos ejemplos de cómo hemos avanzado en temas de equidad, tanto de género como de clases –la participación de mujeres en consejos de administración y altos mandos directivos o ir reduciendo la desigualdad de ingresos por razón de genero— es innegable que sigue siendo mucho más fácil encontrar lo opuesto, lo que hasta ahora ha sido tradicional. Esto nos habla de que, aunque vamos mejorando, todavía hay mucho que hacer para salvar los huecos de desigualdad de género, ingreso y en muchos otros ámbitos. Aplaudo el valor de las mujeres y los hombres que se atreven hacer declaraciones fuertes sobre los temas que nos afectan y que, aunque nos incomoden, tenemos la responsabilidad de atenderlos y resolverlos. Aplaudo a estas dos mujeres por encontrar formas para poner en la agenda de discusión temas inconvenientes que muchas veces son tabú y algunos preferirían ignorar.

El autor es profesor de planta de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Alto Nivel.

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