La transformación digital al servicio de la recuperación

Debemos capturar el valor social y empresarial de la tecnología para reducir la desigualdad

En los últimos meses, palabras como volatilidad, incertidumbre o complejidad han tomado un gran protagonismo en el análisis y los espacios de opinión. Sin embargo, otras palabras menos mencionadas, como solidaridad, compromiso, empatía, productividad o visión, cobran ahora un significado distinto, magnificado ante un contexto de pandemia con un alto impacto en todos los ámbitos.

El papel de los gobiernos, las empresas y la sociedad no sólo se debe adecuar a las circunstancias, sino también redefinir con miras a enfrentar una coyuntura donde todos participemos y, más aún, aportemos de forma solidaria y comprometida. La sociedad necesita a las empresas y las empresas necesitan a la sociedad. Lo mismo ocurre con los gobiernos y, en general, los roles y funciones que cada uno tenemos y debemos tener dentro de este gran universo social.

En este sentido, hace unos días EGADE Business School publicó un decálogo titulado Refundación Económica-Empresarial de México, donde contempla aspectos clave para una recuperación más sólida y solidaria, que van desde el papel de la empresa para generar valor social aunado al económico, la importancia de la innovación y el emprendimiento o ser incluyentes en temas de educación, hasta subirnos a la inminente tendencia del conocimiento y uso de tecnologías con su correspondiente impacto social. En particular, este decálogo hace un llamado a “capturar el valor social y de negocio de los cambios tecnológicos exponenciales que la pandemia ha acelerado”. La transformación digital se convierte en un factor sine qua non de la nueva realidad en todos los sectores.

Muchos modelos de negocio se están viendo muy comprometidos, obligados a redefinirse ante una realidad de distanciamiento social. Este es el momento de observar en los negocios dónde están las propuestas de valor, que ya no sólo se enfocan en calidad de producto y precio, sino también en proximidad, valor de uso y durabilidad, entre otros.

En esta redefinición, la tecnología ha venido a jugar un papel mayor: como habilitadora de plataformas de venta en línea, logística de distribución y contacto, comunicación y atención virtual al cliente; como automatizadora de procesos en un mundo donde la Industria 4.0 toma especial relevancia; y como gestora de datos e información de clientes que permiten un manejo más eficiente de los recursos y activos de la empresa. La mayor coincidencia con las necesidades del consumidor, así como el cambio en sus patrones de compra y su escala de valores – por ejemplo, ¿quien hace home office da menos valor a las marcas de lujo por el aislamiento físico? —, ¿genera otro contexto y da mayor valor al uso y eficacia del producto para resolver una necesidad?, todo ello en una dinámica de espectro más de corto que de mediano o largo plazo.

Las condiciones del mercado también han cambiado, empezando por la intimidad de la decisión del consumo individual. La tecnología juega hoy un papel distinto en nuestras vidas, pasando de ser un componente de entretenimiento en algunos casos a una más que necesaria herramienta de trabajo en esta subsistencia de productividad y realidad laboral.

No hay que olvidar que, desafortunadamente, en un contexto social con inequidad de oportunidades, las realidades son muy diversas en términos de acceso a la tecnología. Pensemos en el sector educativo: surgen grandes oportunidades al migrar la instrucción presencial a un formato virtual –plataformas educativas, infraestructura y metodologías de instrucción, etc.—, pero también enormes retos, como que el alumno cuente con acceso a internet y un equipo de cómputo, aunado a la habilidad y familiaridad de utilizarlo. Un gran número de personas todavía no tiene la opción de acceder a estas oportunidades y aprovechar las grandes bondades de la transformación digital.

Es un hecho que la tecnología se ha democratizado cada vez más, pero aún hay mucho camino por recorrer. Algunas empresas y consumidores en mayor o menor medida nos hemos beneficiado de los avances tecnológicos, pero necesitamos hacerlos extensivos a toda la sociedad y con un enfoque en la sostenibilidad e inclusión. Sin duda, este contexto de crisis derivado de la pandemia ha puesto de relevancia el papel de la transformación digital en nuestras vidas al mismo tiempo que nos invita a entender los retos, pero sobre todo las oportunidades derivadas de la misma. 

Artículo publicado originalmente en Mundo Ejecutivo.

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