La inflación y sus descontentos

Artículo publicado en la columna Glosas Marginales del periódico Reforma

Unos datos y otros datos

Según el Bureau of Labor Statistics, la inflación de los precios al consumidor en Estados Unidos fue 4.9% en mayo 2021 (0.2% un año antes); mientras que la inflación de los precios al productor fue 6.5% (-1.0%). El Fed, por su parte, usa un indicador peculiar, que denomina Índice de Precios del Gasto en Consumo Personal, del que excluye (¡!) los precios de los alimentos y de la energía. Dicha medición, que sirve de guía para su política monetaria, alcanzó 3.4% el mes citado (1.0% en mayo 2020). Los aumentos referidos son la base numérica del debate en boga.

El profesor y la historia

John Taylor (JT) es un eminente economista estadounidense, profesor en la Universidad de Stanford. JT es el autor del llamado Principio de Taylor (1993), que aparece prácticamente en todos los libros de texto de macroeconomía. ¿Qué dice? En su forma simple, plantea que si la inflación esperada aumenta en un punto porcentual (digamos de 5% a 6%), el banco central debe elevar la tasa de interés nominal en mayor proporción (digamos de 7% a 9%), de manera tal que se traduzca en un aumento de la tasa de interés real y, entonces, en una política monetaria antiinflacionaria. (Acepto que lo dicho no resultó tan simple).

JT acaba de publicar un artículo muy importante en Project Syndicate, (Is the Fed Being Burned Again?) donde revisa un episodio de la época de Richard Nixon. Frente a un alza significativa de la inflación, Arthur Burns, el chairman del Fed en aquel entonces, en lugar de aceptar que el fenómeno era consecuencia de una política monetaria laxa, le sugirió al presidente combatir la inflación con controles de precios y salarios. Nixon siguió el irresponsable consejo y, por supuesto, el experimento fracasó. La secuela fue un lamentable periodo de estanflación.

La lección derivada de la experiencia descrita, dice JT, es que la inflación está aumentando ahora y que el Fed está argumentando que no es responsable de ello. En su lugar, plantea que el alza reciente de los precios refleja sólo un rebote sobre los niveles muy bajos registrados el año anterior. Esto último, como consecuencia de la pandemia. Peor todavía, agrega JT, la política actual del Fed es doblemente más floja que en la época de Burns: 1) el banco central compra valores masivamente; y, 2) aumenta en forma extraordinaria la cantidad de dinero. A la letra (o casi), JT concluye: "No es demasiado tarde para aprender de los errores pasados y transformar la política monetaria en el factor de una recuperación sostenida a partir de la pandemia. Pero el tiempo se está acabando".

Sic transit

El asunto se complica porque la economía de Estados Unidos está creciendo con más rapidez que la prevista inicialmente. Existen ya "pronósticos" que sitúan el aumento del PIB real para este año en cerca del 7%. Esto es resultado de la reapertura de la actividad económica y del vigor de la demanda. El dinamismo del gasto, tanto público como privado, está impulsado por la combinación de una postura fiscal y monetaria tan expansiva que no tiene antecedente histórico, hasta donde yo recuerdo.

Así pues, la mayor inflación en curso es explicable: 1) por un lado, son evidentes las limitaciones de la capacidad de oferta de bienes y servicios; 2) por el otro, son evidentes también las presiones de la demanda.

En tales condiciones, ha perdido credibilidad la postura oficial del Fed, que insiste en calificar lo que está sucediendo como "transitorio". En rigor, el término no es muy útil: en la realidad, todo lo terrenal es transitorio --si me perdona el lector la licencia retórica--. La cuestión central es ¿qué tan breve es lo transitorio? Si el tránsito implicado es muy largo, el problema tenderá a la permanencia, porque los agentes económicos ajustarán al alza sus expectativas inflacionarias. Vale señalar que algunos valientes analistas han "pronosticado" el "pico" de la inflación... sólo para justificar luego su falla con anécdotas sobre el efecto del alza de un precio en particular.

Me quedo con el dictum del profesor: "el tiempo se está acabando".

El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

Ir a opinión
EGADE Ideas
in your inbox