Las últimas encuestas de la elección presidencial de los Estados Unidos mantienen a Kamala Harris como puntera, pero con un margen pequeño. Es evidente que si las elecciones tomaran en cuenta el voto popular, la ganadora sería Kamala Harris, sin embargo, las elecciones se definen a través del colegio electoral.
El colegio electoral asigna votos específicos a los estados que otorgan su voto a uno u otro candidato. En este contexto, las casas encuestadoras le dan una mayor probabilidad de victoria a Donald Trump. Las elecciones se llevarán a cabo el cinco de noviembre, y los mercados y agentes financieros, parecen que están en pausa esperando los resultados.
Si las probabilidades se cumplen como hasta ahora, y gana Trump, veremos un giro drástico al sistema económico de ese país y del mundo. Primero, porque Trump ha mencionado en repetidas ocasiones que implementará más aranceles, y más elevados, a China y México, entre otros países, con el fin de atraer más empresas manufactureras hacia EE. UU. Los aranceles encarecerán las importaciones y las empresas pasarán este costo a los consumidores.
Es decir, podríamos reactivar las presiones inflacionarias que parecían derrotadas hasta hace apenas unas semanas. Estas medidas podrían revertir la política monetaria más acomodaticia de la Reserva Federal (recorte de tasas) y con ello frenar a la recuperación económica de golpe. Para México, sería adverso para el sector exportador, sobre todo manufacturero al cual está atacando directamente Trump.
Segundo, porque Trump ha mencionado que deportará a todos los inmigrantes ilegales de EE. UU., es decir, alrededor de 20 millones de personas.
La economía de ese país sigue generando vacantes laborales en un entorno de desaceleración económica con altas tasas de interés.
Asimismo, la tasa de desempleo se mantiene en niveles muy bajos. Todo lo anterior indica que la economía estadounidense necesita de más trabajadores, no menos. El impacto de la falta de mano de obra será la reducción de la oferta de bienes y servicios (escasez) y, por ende, la pérdida de productividad, lo que reducirá la capacidad de crecimiento de la actividad económica.
Para México, será un problema grave al tener que recibir a millones de trabajadores de inmediato y con pocas plazas laborales. La sobreoferta de trabajadores podría reducir los sueldos y salarios en México.
Tercero, porque Trump planea reducir los impuestos corporativos aún más. Dicho recorte a la tasa impositiva la realizó durante su administración anterior sin los efectos deseados.
En lugar de incentivar a que las empresas invirtieran más, incentivaron que recompraran sus acciones con el excedente de recursos. Es decir, las empresas se enriquecieron más.
Además, dichos recortes provocarían un déficit fiscal abultado si no se compensa con otros ingresos. Parece que la compensación sería por medio de un recorte importante al gasto social.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.