La comunicación es el medio para coordinar acciones en la actividad humana. En esta aportación me centro en el contexto organizacional partiendo del contexto familiar. Hemos observado en lugares públicos, e inclusive en casa, en donde miembros de la familia están concentrados en aparatos tecnológicos, ajenos a la conversación. Reflexiono si estas circunstancias tienen impacto en la efectividad de la comunicación organizacional. Si en el contexto familiar perdemos oportunidades de conversar, de escuchar a los miembros de la familia, de crear nuevas posibilidades de manera conjunta, afectando a la convivencia de la familia, ¿se reflejará esto en el ámbito organizacional?
La familia es la base de la sociedad y si la familia pierde oportunidad de conversar quizá esta falta de costumbre en la conversación se vea reflejada en la comunicación organizacional.
Como líderes, ¿somos efectivos para generar conversaciones que permitan al equipo crecer y crear posibilidades relevantes para el área? ¿somos efectivos para escuchar a nuestros equipos?
Si lo reflexionamos de esta manera, algunas situaciones problemáticas en las organizaciones tienen su raíz en una comunicación deficiente. Por ejemplo, no quedó claro lo que se tenía que hacer, o los tiempos de entrega no quedaron acordados o no especificamos el entregable acorde con nuestras expectativas. Para evitar una comunicación inadecuada, siempre podemos diseñar una conversación, ¿qué esperamos de esa conversación? ¿estamos pidiendo algo? ¿estamos ofreciendo algo?
Un elemento central en la comunicación es escuchar. Escuchar implica oír bien, adicionalmente a comprender lo que la otra persona nos comunica, de ahí la importancia de darnos el tiempo para asegurar que escuchamos adecuadamente, para ello nos podemos hacer las siguientes preguntas, ¿qué le mueve a la persona? ¿qué espera de mí? ¿qué hay detrás de su conversación? y de confirmar lo que escuchamos con frases como “lo que me estás pidiendo es… ¿escuché bien?”.
Esto parecería sencillo, aunque quizá no lo es tanto desde el momento en que tenemos, en diversos contextos, fallas en la comunicación y quizá en casa podemos entrenarnos para tener una mejor comunicación.
Seamos efectivos en la comunicación con la familia. Dadas las actividades de sus integrantes son pocas las horas en las que se convive en casa por lo que bien vale evitar distraernos con los aparatos tecnológicos a la hora de tomar los alimentos, por ejemplo. Si logramos estar concentrados en la conversación familiar, esto se podrá reflejar en el trabajo, en cuanto a evitar estar revisando los aparatos electrónicos en una junta laboral.
Diseñemos conversaciones en casa que sean atractivas para los diversos miembros de la familia, ¿en qué trabajamos hoy? ¿qué haremos el fin de semana? Escuchemos de manera efectiva lo que cada miembro aporte, ¿nos pide una recomendación? ¿está proponiendo alguna actividad en familia? La práctica de diseñar conversaciones y de escuchar bien podrá tener un efecto positivo en el trabajo: estamos diseñando una conversación sobre los retos que enfrentamos como organización o estamos diseñando conversaciones para llevar a cabo un proyecto en particular o quizá estamos escuchando una propuesta que puede abrir buenas posibilidades para el equipo.
Invito a la reflexión para ser efectivos en el contexto laboral, partiendo del contexto familiar y aprovechando la tecnología para bien de la familia y el trabajo. En este sentido, los miembros de la familia que están distantes físicamente pueden estar cerca mediante la tecnología de comunicación y lo mismo sucede en el trabajo, podemos coordinar acciones con colaboradores que están en otras regiones sin tener que desplazarnos físicamente. Aprovechemos los recursos tecnológicos para comunicarnos de mejor manera y evitar que la tecnología nos haga pasar por alto oportunidades de colaboración en casa o en el trabajo.
De casa podemos llevar mensajes de aprendizaje para el contexto laboral. Aquí he compartido reflexiones que pueden ayudar a coordinar de mejor manera acciones en el trabajo, partiendo de la convivencia en casa. ¿Qué tan efectivos somos comunicando y escuchando en casa? Ser efectivos significa que se lograron los objetivos que dieron inicio a la conversación o, al menos, se abrió la posibilidad de seguir conversando y escuchando. Este aprendizaje es trasladable a la organización para tener sesiones en donde al término de éstas se hayan logrado los objetivos de las mismas o se generó el contexto para continuar coordinando acciones de beneficio para el equipo de trabajo y la organización.
Veamos en casa, ¿encontramos oportunidad para mejorar la comunicación y la escucha? ¿se aplican estos aprendizajes para nuestro trabajo?
El autor es director de la sede Monterrey de EGADE Business School y profesor de Estrategia y Liderazgo.
Publicado originalmente en El Financiero.