La absurda oposición a la bici

La movilidad debe ser incluyente con todos: ciclistas, motociclistas, automovilistas y peatones

Recientemente el municipio de San Pedro Garza García comenzó un proyecto para construir ciclovías dentro del municipio. Increíblemente existe una oposición importante al proyecto argumentando que se provocarán más tráfico en el municipio. Me gustaría compartirles algunos datos de un estudio sobre el cambio positivo de usar la bicicleta titulado “Promoting Cycling: Changes to Expect” publicado por la Unión Europea. Hasta la fecha no he encontrado estudio científico que argumente en contra del uso de la bici.

Primero, el efecto sobre la salud de las personas es favorable. Según el estudio, las personas que pedalean frecuentemente tienen un riesgo de tener un episodio cardíaco de 2.5 por cada mil habitantes, comparado con 5.6 de las personas sedentarias. Segundo, los efectos para el medio ambiente son muy positivos:

1. Reduce en 30 por ciento el tráfico

2. Reduce en 36 por ciento las emisiones de dióxido de carbono

3. Reduce en 56 por ciento el dióxido de nitrógeno

4. Reduce un 25 por ciento de consumo de gasolina

5. Reduce la contaminación auditiva en 9 por ciento

6. Reduce en 37 por ciento las emisiones de hidrocarburos (general)

Un punto fundamental a favor de la bicicleta como medio de transporte es que no tiene costos externos adversos como el auto. Las externalidades negativas de utilizar el auto son: a) contaminación, b) ruido, c) tráfico y d) accidentes viales. En el ciclismo la única externalidad negativo son los accidentes que pudiesen ocurrir, pero se compensa con los ahorros en el sector salud por fomentar una vida más saludable.

En materia económica las ciudades deben estar en función de la movilidad de las personas no solamente del automóvil. En ciudades como Londres o Madrid las personas pueden elegir caminar, andar en bici, tomar el metro, el tren, el autobús o el automóvil. Esta diversidad de oferta de movilidad ayuda a reducir la contaminación y el tráfico y eleva la productividad de la economía. Pero no solo sucede en países desarrollados, hemos observado los casos de éxito de Medellín, Curitiba y Buenos Aires.

El argumento de los climas extremos no es válido. En todas las ciudades del sur de España, Grecia e Italia se tienen climas similares y la gente utiliza la bici. En Madrid por el verano se presentan temperaturas de hasta 45 grados en ocasiones y en invierno nieva. De hecho, en este año llevamos varios meses con un clima idóneo para salir y hacer ejercicio en el área metropolitana de Monterrey.

Sin embargo, no todo es trabajo del gobierno. Las empresas y universidades deben promover medios de transporte más ecológicos y eficientes. Por ejemplo, en el Reino Unido la mayoría de las empresas ofrecen regaderas y lockers para los empleados que decidan llegar en bici al trabajo.

Un último punto es la inclusión. Todos los habitantes pagamos impuestos y no todos tenemos automóvil. La movilidad debe ser incluyente con todos: ciclistas, motociclistas, automovilistas y peatones. Las calles del centro de Londres y de la mayoría de las ciudades europeas son las mismas que hace 500 años porque invirtieron in la movilidad del transporte público. Si hubiesen privilegiado al automóvil construyendo más calles habría más autos, más contaminación y más tráfico. El primer paso son las ciclovías pero debemos también fomentar otras opciones de transporte público. Lo que NO podemos hacer es seguir igual privilegiando al automóvil que solo generará más tráfico, más contaminación y por ende mayores problemas de salud en la sociedad.

El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.

Publicado originalmente en El Financiero.

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