Recientemente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publicó las finanzas públicas al mes de agosto. El balance fiscal primario reportó un superávit lo que demuestra que las finanzas públicas son estables incluso después del efecto de la pandemia. Si bien se ha observado una caída de los ingresos federales, se han compensado por la austeridad del gasto público.
Sin embargo, al interior de los ingresos federales destaca la contracción del IVA y el IEPS, resultado del menor dinamismo de la actividad económica nacional. En contraste, la recaudación del ISR presenta un incremento real comparado con 2019. Por otro lado, los ingresos petroleros han disminuido resultado de una menor plataforma de producción y menores precios del crudo.
Hacia adelante será importante seguir de cerca la evolución de las finanzas públicas por varios factores. Primero, la economía está en un proceso de lenta recuperación, debido a la persistente debilidad de la demanda interna, la fuerte pérdida de empleos está detrás de este factor. Lo anterior puede mermar las expectativas de recaudación en el futuro.
Segundo, los fondos de ahorro como el FEIP se están agotando y no habrá recursos adicionales para solventar el gasto público en el futuro si la debilidad de la demanda interna continúa. La eliminación de los fideicomisos puede otorgarle mayor discrecionalidad al uso de estos recursos, pero podrían no ser suficientes.
Tercero, la situación de Pemex es alarmante y su nivel de pérdidas puede provocar mayores presiones en la ejecución del gasto público. Las calificadoras ya redujeron la calificación crediticia de la petrolera a bono basura y podría hacer lo mismo para el país. Pemex es la petrolera más endeudada del mundo.
Finalmente, las expectativas de crecimiento de Hacienda son muy optimistas. Para este año estiman una caída del PIB de 8 por ciento anual y un crecimiento de 4.6 por ciento para 2021. El consenso de los analistas prevé una contracción de 10 por ciento este año una aceleración de 3.3 por ciento en 2021. Además, la recuperación de la plataforma de producción de Pemex es poco realista.
Así, el país refleja finanzas públicas estables hasta el momento en un entorno donde la mayoría de los países están incrementando sus déficits fiscales y por ende su deuda para proteger sus economías.
En el papel, México se ve muy bien en este sentido, una economía con finanzas sanas. Sin embargo, existen muchos riesgos para la situación financiera en el futuro que pudiesen presionar a los ingresos públicos. Una reforma fiscal que blinde a los ingresos federales podría ser la solución para 2021.
Publicado originalmente en El Financiero.