Estados Unidos: dudas, disensos y dificultades

Artículo publicado en la columna Glosas Marginales del periódico Reforma

El vigor reducido

Los "pronósticos" del crecimiento económico de Estados Unidos para los próximos años se han venido reduciendo en fechas recientes. Entre las razones aducidas al respecto se cita, con frecuencia, la persistencia del infame virus. A ello se añade la letanía conocida sobre la existencia de "cuellos de botella" muy importantes, como el de los microprocesadores y el del transporte marítimo.

La discordia fiscal

En la discusión aludida se destaca en forma prominente el debate sobre el paquete de gasto público de la Administración Biden. Un acuerdo bipartidista tentativo sitúa las erogaciones federales en un billón de dólares y enfatiza la infraestructura. Pero los radicales del Partido Demócrata pretenden gastar tres y medio billones, con acento en lo "social". Los "progresistas" lo llaman a esto último la "propuesta de reconciliación". En realidad, los dos grupos quieren más gobierno: la discrepancia es simplemente de grado. En ambos casos, la contraparte obligada sería, obviamente, un aumento de impuestos, menos o más gravoso.

Lo social y los ricos

B. Obama ha dicho sobre ese tema que "los ricos" de Estados Unidos, entre los que se incluye, pueden pagar más impuestos, para sufragar los "gastos sociales" de Biden. Claro que "pueden", pero eso no implica que "deben". Como quiera, esa no es la manera lógica de plantear la cuestión. El problema de veras consiste en determinar la eficiencia y la equidad de the whole enchilada.

En este punto, es útil recordar que los dos quintiles de ingresos más altos pagan algo así como el 76% del total de los impuestos federales recaudados; por tanto, los tres quintiles más bajos pagan sólo el 24% restante (Department of the Treasury). Así pues, concluye un prestigiado instituto especializado, el sistema impositivo es progresivo. Sin embargo, agrega, "¿es justo?". Esto último lleva el asunto al terreno de las creencias, de las emociones, donde personas razonables pueden diferir, como solía apuntar un eminente economista.

El horizonte difícil

Vuelvo al panorama económico. A pesar de la gran incertidumbre que presenta la situación fiscal, el horizonte delineado, por ejemplo, por los analistas encuestados por el Philly Fed, consiste en lo siguiente: un aumento del PIB real del orden de 6.1% en 2021; 4.4% en 2022; y, 2.5% en 2023.

Vale notar que las cifras recientes del Top Brass del Fed son un poco menos optimistas que las mencionadas. Por ello, quizás, el banco central pretende mantener una política monetaria muy laxa en el futuro próximo. Las insinuaciones sobre la inminencia de una reducción de las compras de valores (tapering) son de consideración, pero no pasan de ser las primeras notas de la obertura de una pieza muy lenta, cuyo tema es una eventual normalización. Para decirlo con claridad, el Fed no quiere correr el riesgo (político) de que sus acciones se interpreten como causa de un debilitamiento de la recuperación de la actividad económica. Esa actitud explica --según me parece-- la insistencia del banco central en calificar el ascenso innegable de la inflación como un fenómeno transitorio.

Por lo pronto, el dato de agosto de la producción industrial mostró un aumento robusto de 5.9% anual; la tasa de desempleo se ubicó en 5.2%; las ventas al menudeo (julio) crecieron 15%; etc. En contraste, el índice que pretende medir la confianza del consumidor (Conference Board) cayó en forma significativa en septiembre. Esto se ha atribuido, ex post, a la mencionada duración de la pandemia, al vigor de la inflación y a la turbulencia política.

Así pues, en suma, la economía estadounidense sigue en ruta hacia la recuperación, pero el camino futuro no se presenta terso, ni recto. Termino con una frase que he usado muchas veces: If you forecast, forecast frequently.

Nota adicional sobre la inversión en México

La semana pasada comenté en algún detalle la trayectoria de la inversión en México. Me faltó añadir que, a lo largo de los primeros diez trimestres de este sexenio, la Inversión Extranjera Directa (Banxico) ha sido algo así como 18% menor que la registrada en un periodo igual del sexenio anterior.

El autor es profesor de Economía de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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