Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) la inflación en enero se ubicó en 4.37 por ciento en su comparativo anual. La tendencia es claramente descendente, en noviembre la inflación se ubicaba en 4.7 por ciento. Además, la inflación subyacente se ubicó dentro del rango de tolerancia de la autoridad monetaria en 3.6 por ciento. Destaca al interior que la inflación de los bienes también se redujo se ubicó cerca del centro de la meta (3.6 por ciento). Así, pensaríamos que Banxico está conforme con esta tendencia y con la trayectoria de la inflación. Sin embargo, pienso que no es así. Elaboro.
En el comunicado de la decisión de política monetaria la Junta de Gobierno mencionó que, si bien la inflación continúa con una trayectoria a la baja, los riesgos al alza predominan. Los miembros de la Junta mencionan riesgos externos e internos que podrían afectar a los precios al consumidor. Como riesgos externos mencionan a la creciente incertidumbre global (Brexit y otros riesgos geopolíticos), la persistente guerra comercial entre EUA y China (proteccionismo) y choques de oferta que puedan perjudicar los precios de los productos agropecuarios y energéticos.
Por otro lado, como riesgos internos mencionan el incremento del salario mínimo por encima del nivel de productividad de la economía, algunas políticas públicas que inhiban a la inversión (NAIM por ejemplo) y el posible deterioro de las finanzas públicas. Por el lado positivo, como riesgos a la baja Banxico menciona un incremento en la holgura de la economía (una desaceleración económica) y una menor demanda de petróleo a nivel mundial.
Así, ante estos riesgos el balance en general es al alza, es decir, Banxico mantiene un tono “hawkish”. En particular, será importante monitorear al tipo de cambio que recientemente se ha apreciado, en buena medida por la desvalorización del dólar, pero que es probable comience a depreciarse. La reciente reducción en la calificación crediticia de Pemex por parte de una calificadora es el comienzo de una posible reducción del nivel crediticio del país.
Creo que es probable que uno o varios de estos riesgos se materialicen y por ende que exista espacio para que Banxico decida una vez más elevar la tasa de interés objetivo. En particular, me preocupa el balance de las finanzas públicas ya que, con perspectivas económicas cada vez más adversas, los ingresos tributarios serán menores a los esperados. Esto en un contexto donde el gasto público, en particular el social, tendrá un aumento sustancial. Además, con una esperada desaceleración económica global (liderada por EUA) es probable que la demanda por crudo caiga y con ellos los ingresos petroleros del gobierno federal.