Esopo fue un fabulista que vivió hacia 600 B.C. en Grecia. Un fabulista es una persona que cuenta cuentos a través del uso de los animales (no hay jiribilla ni doble sentido…todavía) y que enseña vía una moraleja. Una de las más conocidas fábulas fue la de "La cigarra y la hormiga". La hormiga se la pasa trabajando para prepararse cuando llegue el invierno y la cigarra se la pasa cantando. Cuando llega el invierno, la cigarra se acerca a pedirle comida a la hormiga, pero se lo niega temiendo que no le alcance hasta llegar la primavera. En el momento en que a la cigarra que padece hambre, la hormiga le niega el alimento que le “sobra”, la hormiga queda como una malvada que no le importan los demás y por tanto hay que acabar con los que sí tienen.
Por el contrario, otro aprendizaje sería que ¡hay que trabajarle! Esto fue escrito hace más de siglo y medio sin embargo, ahora hay otra realidad: ¡aunque se quisiera trabajar, no hay trabajo para una gran mayoría de personas!
Por otro lado, Corrado Gini creo un indicador que lleva su nombre, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en una sociedad. Si su valor es cero, quisiera decir que todas las personas en una sociedad tienen el mismo ingreso. Si su valor fuera cercano a uno, quisiera decir que básicamente una persona concentra todo el ingreso. De acuerdo con el Banco Mundial, el Coeficiente de Gini de México es de 45.4, medido al 2018. Para contrastar, los países que están alrededor de ese número (promedio del 2017 al 2019) son: Costa Rica, Paraguay, Ecuador, Lesoto, Chile, Zimbabue, Bolivia, Perú y Republica Dominicana. Algunos de los países más igualitarios son: Francia, Austria, Suecia, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Finlandia y Noruega. Brasil, sería el segundo país con el índice más alto de esta muestra.
Los países con más igualdad y un nivel de vida envidiable (de la buena) no lo lograron de a gratis. Son los que más se han preparado y trabajado por décadas para los inviernos. No son de los que tienen ideologías que solo han servido para que unos cuantos se aferren al poder y que ahora nos las quieren imponer.
El no estar preparado para los inviernos, parafraseando a Esopo, pasa factura. Ciertamente nadie podía haber adivinado que vendría una pandemia, pero para eso precisamente se habían creado fideicomisos y todo un entramado gubernamental para que el mismo gobierno tuviera un “colchón” para estos “inviernos”. Si se argumenta que se los robaban, entonces ¿cómo es que había recursos de los que ahora dispusieron sin otro fin más allá de la compra de votos? podemos ambientar a los argumentos que darían respuesta con la música de la “Entrada de los Gladiadores”.
Las conclusiones son claras: No hay “salsas secretas” que mágicamente nos llevarán a la igualdad con un nivel de vida adecuado. No hay nada de malo en que haya quien tiene más que otros, si es que se obtuvo de manera honesta (como la hormiga). Hay que trabajarle: el gobierno fomentando la creación de empleo y que se creen fuentes de trabajo por empresarios o por los mismos trabajadores vía las cooperativas.
Ciertamente uno no debería poder dormir a sabiendas que hay compatriotas que no han comido en dos o tres días. Hay que ayudarles en la necesidad, pero también hay que darles los elementos para que ellos puedan procurarse el sustento por sí mismos. Mantenerlos en la pobreza “porque se les olvida quien los saco de pobres” es perverso.
Publicado originalmente en El Financiero.