El rol de las operaciones en el Renacimiento 2.0

A diferencia de los grandes polímatas del Renacimiento, nuestra época actual requiere de equipos multidisciplinarios

Una característica de los principales prohombres del Renacimiento, como Leonardo Da Vinci (1452-1519), era su polimatía (dominaban varias artes y ciencias, desarrollando desde obras de arte hasta mecanismos que incluso disfrutamos hasta nuestros días). Estamos lejos del periodo renacentista: en la época actual una cantidad considerable de científicos se especializan en una sola área particular del conocimiento.

Sin embargo, las necesidades de nuestra compleja sociedad requieren de soluciones integrales que combinen diversas áreas del conocimiento humano. El conocimiento científico y técnico es necesario, pero no es suficiente, ya que, de dominar la técnica, a crear, desarrollar e implementar soluciones que mejoren la vida del ser humano hay un gran trecho.

En nuestra época el conocimiento abunda, lo que se necesita ahora es generar y poner en práctica soluciones eficientes y sostenibles. Los individuos y/o organizaciones que lideran o desean liderar este cambio deberán tener conocimientos de negocios con los cuales poder identificar oportunidades de creación de valor, es decir, identificar necesidades sociales o empresariales que representen focos de mejora.

Las soluciones que responden a esas oportunidades generalmente tienen su génesis en conocimientos duros: Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (CTIM, o STEM, por sus siglas en inglés). Con dichos conocimientos podremos generar respuestas técnicas, como lo son las soluciones de los modelos de investigación de operaciones.

Pero se requieren habilidades directivas (comúnmente llamadas habilidades suaves) para poder comunicar soluciones técnicas complejas a públicos sin preparación científica, para que al final los usuarios no solo comprendan, sino que vayan más allá al convencerse de los beneficios, del esfuerzo invertido, y la técnica involucrada en la mejora que experimentan.
 
Cada solución integral debe de tener una identidad clara (plasmada en una marca) para que el usuario final la identifique sin ambigüedades y pueda relacionarse con los valores que representa esta solución. Sin esta marca, las innovaciones pudieran naufragar en una sociedad compleja y sobresaturada de información.

En este punto pareciera imposible que un solo individuo identifique de su entorno una oportunidad de creación de valor, que domine todas las áreas técnicas involucradas, generare una solución sostenible y, además, sea capaz de crear una marca distintiva para que los usuarios finales se relacionen con la solución, la acepten y ésta se vuelva una realidad.

La buena noticia es que, a diferencia de los grandes íconos individuales del primer Renacimiento (como Da Vinci), nuestra era del Renacimiento 2.0 requiere de equipos multidisciplinarios liderados por individuos que tengan: una visión integral de su comunidad; un marco ético sólido; conocimientos de diversas áreas a una profundidad que les permita coordinar los esfuerzos de equipos multidisciplinarios, y de esta forma poder desarrollar soluciones que generen valor sostenible. También son imprescindibles habilidades directivas que le permitan sortear los obstáculos para llevar a cabo una implementación exitosa en la cual los usuarios abracen la marca creada.

Puedes leer el artículo completo publicado en Voraz Boletín – Sociedad Mexicana de Investigación en Operaciones.

 

*Por Federico Trigos, Profesor de Administración de Operaciones.

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