Recientemente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publicó el paquete económico para 2025. Días antes de su publicación, la calificadora Moodys redujo la perspectiva de estable a negativa, con un tercio de probabilidad de recortar la calificación crediticia en el futuro.
La calificación crediticia de México se ubica dos escaños por encima del grado de inversión. La decisión de Moodys se sustentó en una situación fiscal delicada y políticas públicas que podrían generar incertidumbre en el clima de negocios.
Asimismo, organismos financieros internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciaron recortes al estimado de crecimiento del país el cual estiman cercano a 1 por ciento anual.
Ante este entorno, la SHCP publicó el marco macroeconómico para el país en 2025. Para ese año se estima un crecimiento entre un rango de 2 y 3 por ciento anual.
Es importante señalar que los recortes a los estimados de crecimiento a la economía mexicana por parte de organismo financieros internacionales se dieron antes del triunfo de Donald Trump y sus propuestas de implementar aranceles al comercio global. Es evidente que la implementación de dichos aranceles mermará aún más la tasa de crecimiento esperado para el país.
En materia de inflación Hacienda espera que termine el 2025 en 3.5 por ciento, en línea con lo anticipado en la actualidad por los principales analistas. Sin embargo, una política proteccionista en el comercio global podría incrementar los precios al consumidor y perjudicar la tendencia a la baja de la inflación general. Para el tipo de cambio, la SHCP pronostica un tipo de cambio de 18.5 pesos por dólar hacia finales de 2025. Este estimado es muy optimista.
Con la implementación de los aranceles por parte de EE. UU. se pierde mercado exportador en ese país lo que reduce la atracción de dólares. Además, se pierde el atractivo geopolítico de México para atraer inversión (nearshoring). Si a esto le sumamos la creciente inseguridad (perjudicando al turismo) y menores envíos de remesas por la deportación de millones de personas, el tipo de cambio tenderá hacia a la depreciación.
Pero lo más grave será el estimado de recaudación de impuestos para 2025. Tomando en cuenta que es muy probable que el crecimiento económico no sea el esperado, el gobierno federal difícilmente podrá reducir el déficit fiscal de 5.9 por ciento este año a 3.9 por ciento, al observar menores ingresos tributarios a los esperados. Los recortes al gasto público no serán suficientes y tenderán que tijeretear el gasto aun más a lo largo del año para cumplir con sus metas, lo cual será imposible de cumplir.
Así, este optimismo tóxico del gobierno federal perjudicará a la situación fiscal y por ende al nivel de endeudamiento y podría provocar reducciones anticipadas a la calificación crediticia del país.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.