Antes de la pandemia del COVID-19, el futuro del trabajo se enfocaba en identificar, diseñar e implementar programas de capacitación buscando fortalecer las competencias que ya dominábamos, o en desarrollar aquellas que requeríamos y se veían como indispensables para desempeñar efectivamente nuestras actividades en el lugar de trabajo. Los avances tecnológicos promovían, desde entonces, el aprendizaje para toda la vida.
La crisis epidemiológica nos presenta un nuevo escenario del futuro del trabajo. Siguen y seguirán estando presentes los avances tecnológicos, pero también hemos de agregar los desafíos y la incertidumbre que traen consigo los cambios sociales y ambientales. Por tanto, dos temas en lo que hemos de reflexionar y actuar son: (1) la reconfiguración de los espacios y los formatos de trabajo para esquemas de trabajo flexibles e híbridos; y (2) la autonomía del empleado en su desarrollo profesional, el diseño de su propio esquema de trabajo, y la solución a sus necesidades relativas a la salud física y mental, en otras palabras, a su bienestar. Este segundo punto implica, la personalización de prácticas organizacionales y el fortalecimiento de políticas de diversidad, inclusión y cuidado del medioambiente. La autonomía ha de verse como un componente indispensable de la motivación, el bienestar y la productividad del empleado.
Del primer punto, muchas organizaciones ya se encuentran viviendo un regreso flexible e híbrido a los espacios físicos de trabajo. Aquí la invitación es a considerar el nivel de autonomía del empleado para decidir el modelo flexible e híbrido, esto es, dónde y cuándo trabajar y formalizar este esquema dentro de las prácticas organizacionales, siempre que no exista detrimento a la productividad de la organización. Los empleados siempre han buscado un sentido de comunidad y las prácticas de trabajo flexible que vivimos durante la pandemia, con un alto uso de medios digitales, pareciera que tiene implicaciones contrarias. Por tanto, los esquemas de trabajo han de evolucionar hacia donde converjan tanto las necesidades individuales como las de la organización.
Una gran ventaja del trabajo remoto es que ofrece a las mujeres la oportunidad de postularse a trabajos con salarios más altos, ya que les permite equilibrar la carrera y el cuidado de los hijos, contribuyendo a reducir la brecha salarial con los hombres. Otra ventaja es el cuidado del medio ambiente, debido a la reducción en la emisión de monóxido de carbono, por la disminución de los traslados físicos de la casa al lugar de trabajo lo que, en general, ha representado una disminución en el uso de los medios de transporte.
Del segundo punto mencionaremos la encuesta realizada recientemente por Deloitte a 3,630 ejecutivos y 1,108 colaboradores. Los resultados señalan que los colaboradores consideran prioritario en los próximos años, mejorar la calidad en el lugar de trabajo, incrementar la innovación y asegurar el bienestar de los trabajadores. Asimismo, la encuesta que realizó este año el World Economic Forum sobre el futuro del trabajo presenta, entre sus resultados, que casi la mitad de todos los trabajadores necesitarán volver a capacitarse un 4% más que el año pasado. Las organizaciones están reconociendo cada vez más el valor de invertir en el desarrollo de habilidades de sus empleados: un promedio del 66% de los encuestados dijeron que esperan ver un retorno de la inversión en formación y mejora de habilidades en un año. Estos esfuerzos también se están trasladando cada vez más a las plataformas en línea, lo que sugiere un cambio significativo hacia el aprendizaje digital y personalizado.
Por su parte, un estudio reciente en el que participo como autora, reporta entre sus resultados que la productividad y el compromiso de los colaboradores con la empresa aumentan cuando los colaboradores se sienten comprendidos de forma individual por sus líderes, la organización les otorga autonomía para realizar sus actividades y apuesta fuertemente por su bienestar físico y mental. En este sentido, existe una tremenda oportunidad y responsabilidad de propiciar el bienestar y personalizar las prácticas organizacionales. Contar con una solución única para todos puede tener efectos perjudiciales entre los colaboradores y las colaboradoras, particularmente en las mujeres con hijos pequeños y las personas de nivel socioeconómico más bajo, donde los traslados casa-trabajo requieren una inversión alta de tiempo y dinero.
El futuro del trabajo está aquí. Los avances tecnológicos continuarán, así como los desafíos sociales, ambientales, financieros, de gestión, entre otros. Hemos de saber anticiparnos a los cambios y aprovechar aquellos aprendizajes que nos han dejado los ya vividos. Demos autonomía a nuestros equipos, contemos con políticas de diversidad, inclusión y cuidado del medio ambiente. Está en nuestras manos enfrentar el futuro, fortalecidos en todos los aspectos de nuestra vida.
La autora es decana asociada académica de EGADE Business School y profesora investigadora en estrategia empresarial, gestión del conocimiento e innovación.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.