Dr. Doom

Artículo publicado en la columna Glosas Marginales del periódico Reforma

¿Una versión moderna de Casandra?

Nouriel Roubini (NR) es un economista que ganó fama (y supongo que fortuna) porque "predijo" la crisis que desembocó en la Gran Recesión Mundial de 2008-2009. He leído algunos comentarios de varios de sus críticos, que cuestionan su capacidad como augur, pero no parecen haber disminuido su prestigio.

En lo que toca a "profetas", me parece más riguroso Raghuram Rajan, cuyo análisis del riesgo del mercado inmobiliario de Estados Unidos, presentado en Jackson Hole en 2005, anticipó la debacle. Me tocó escuchar su presentación en el simposio aludido y, confieso con pena, que no aprecié su enorme importancia.

NR publicó hace poco un artículo en Project Syndicate con un título alarmante: "La amenaza de la estanflación es real". Con ello, hace honor al apodo que ha recibido: Dr. Doom. (Si no recuerdo mal, el Dr. Doom original fue Henry Kaufman, ejemplo de pesimismo sobre el futuro económico).

Estanflación es una palabra fea que quiere decir una más fea combinación de un crecimiento económico bajo (o nulo) y un alza general de los precios, repetida y significativa. Por ejemplo, así ocurrió en los setenta en Estados Unidos, y fue consecuencia de errores tanto de la teoría económica prevaleciente entonces, como de las políticas derivadas de ella.

El argumento de NR no implica en realidad una novedad. Por un lado, dice lo que sabemos hace tiempo: las políticas fiscal y monetaria han sido extremadamente flojas, lo que conlleva el riesgo de "sobrecalentamiento" de las economías. Del otro lado, existen "cuellos de botella" en la oferta tanto de insumos como de servicios, lo que limita la respuesta de la producción al "jalón" de la demanda.

El problema consiste en que la inflación en curso es ya muy alta, y que hay signos aislados de desaceleración en la actividad económica. Los optimistas, agrega NR, nos consuelan con la idea de que ello es "temporal" ("transitorio"). La política monetaria, nos dicen, eventualmente reducirá su laxitud; la política fiscal moderará el ritmo del gasto público; los mercados de materiales y de trabajo recuperarán su fluidez; etc. Así pues, regresará una forma de normalidad feliz: menos inflación y más crecimiento.

Igual que otros analistas igualmente afamados, NR piensa que el optimismo puede estar equivocado. ¿Por qué?

  • Porque la política monetaria del Fed seguirá siendo laxa, aunque en menor grado. Además, el Fed volvería a aflojar si la actividad económica se debilitara.
  • Porque es difícil deshacer una postura fiscal expansiva que no tiene antecedentes desde la Gran Depresión de los treinta.
  • Porque algunos "cuellos de botella" tienen características estructurales, como el proteccionismo creciente; la guerra entre Estados Unidos y China; y, el envejecimiento de la población.
  • Porque la continuación de la laxitud fiscal y monetaria puede deteriorar las expectativas inflacionarias ("desanclar" las expectativas, dicen los especialistas).

Algunas de las conjeturas anteriores se fincan en tendencias perceptibles; otras, caen en el ámbito de las hipótesis en economía política.

En total, NR concluye que la continuación de un ambiente "estanflacionario" puede desembocar en una crisis de deuda, más grave que la de los setenta, porque ahora el endeudamiento relativo es mucho mayor. ¿Paranoia económica? Puede ser, pero como decía Golda Meir: "Incluso los paranoicos tienen enemigos".

Sigue la depresión de la inversión en México

Según INEGI, el índice de la Inversión Fija Bruta se situó en junio de este año 18% por abajo de su pico en julio 2018. Una mala noticia para el potencial de desarrollo económico sostenido. No es sorprendente, pero es lamentable.

El autor es profesor de Economía en EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.

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