Cuando el costo de protegernos es muy bajo

En el corto y mediano plazo es muy difícil predecir el comportamiento y rentabilidad de los mercados financieros, pero a la larga es muy fácil predecir su tendencia…la cual siempre es al alza

Con todo lo absorbente que ha sido la pandemia para nuestra atención, hemos dejado pasar algunas cosas que ya están empezando a impactar en nuestros bolsillos. La recuperación económica después del amargo 2020 ha traído consigo inflación. El precio de las principales materias primas alimenticias (maíz, soya y trigo), así como industriales (cobre, aluminio y acero) a partir de finales de 2020 acelerando la inflación en México a niveles de casi 6% y en EE. UU. rozando el 5%.

Podemos decir que aumento en la demanda, cuellos de botellas en la producción, así como la política monetaria y fiscal ultra expansiva del Banco Central de EE. UU. (FED) y del gobierno americano respectivamente han contribuido a aumentar la inflación. El gran debate actual es si este fenómeno inflacionario es temporal o será difícil de domar obligando esta situación a retirar los estímulos monetarios y subir, aunque sea de manera gradual y acotada las tasas de interés en el vecino país.

Analizando el comportamiento de la tasa de bonos a 10 años (Largo plazo) en un puñado de países emergentes como México (5.25% a 7.2%), Brasil (7% a 10.9%), Rusia (6% a 7.28%), y Colombia (5% a 7.49%) estás han aumentado a una velocidad asombrosa vs las tasas a corto plazo (menos de 1 año) respectivamente. Las primeras (Largo plazo) más en línea con la inflación actual de cada país y la segunda (Corto plazo) con un fuerte rezago generando rendimientos negativos reales a los ahorradores.

Este empinamiento en la curva, como se le llama a este fenómeno en la jerga técnica de las finanzas, en el cual hay un fuerte diferencial en la tasa de largo a corto plazo, augura un panorama de inflación alta en el siguiente par de años, al menos en este grupo de países.

Si la historia es un indicador de lo que va a suceder en el futuro, veremos al menos en nuestro país un proceso de endurecimiento de la política monetaria o incremento de tasas de interés por parte del Banco de México, probablemente a niveles que converjan con la inflación actual, más un rendimiento real de 1% sobre la inflación, haga sus cuentas.

El nivel de tasas de interés relativamente bajas en la actualidad, ofrece la oportunidad de que los deudores (personas físicas o morales) amarren una tasa fija, evitando el dolor de cabeza que representa incrementar el costo financiero. Aprovechar la disponibilidad de crédito (que en algún momento se puede esfumar) para refinanciar deuda que vence a corto plazo hacia el largo plazo.

Para el caso de los ahorradores tienen dos alternativas. La primera cerrar los ojos y aprovechar el ciclo de alza de tasas de interés que en algún momento podrán recibir rendimientos reales y la segunda opción es mover parte de sus ahorros a dólares americanos, aprovechando los todavía favorables niveles cercanos a 20 pesos que ante cualquier evento negativo que pueda presentarse en el futuro generará presión en el mismo.

En algún momento la FED tendrá que retirar los estímulos fiscales y empezar a subir sus tasas y esto generará un efecto fly to quality (Sálvese quien pueda) en el cual los capitales saldrán de activos de riesgo (moneda mexicana, acciones, bonos e inversiones en mercados emergentes) refugiándose en el dólar americano.

Como la anécdota en la cual un vendedor de seguros se le acerca a alguien para asegurar su casa en el momento en que está empieza a echar humo y el propietario declina ante esta oferta ya que hacerlo incurriría en el gasto de la prima, es probable que estemos en esa situación. En este caso la póliza de seguro es el USD.

El costo de fallar al comprar dicho seguro es muy bajo o nulo. Si no se materializa el evento mencionado usted se queda con el dólar que a larga en pesos da un rendimiento de 3.5% anual libre de impuestos y se protege ante cualquier depreciación (calculado en un periodo de 20 años), versus dejar de recibir la tasa de cetes actual de 28 días (4.58%-0.97% de retención de ISR) o sea 3.61% neto. Si su pronóstico es atinado evitará que un alza en el dólar merme su patrimonio. Al estar dolarizado está protegido vs la inflación (promedio de 20 años 3.5%) y mantendrá su poder adquisitivo más cualquier interés extra que reciba por sus dólares.

Hace 20 años el tipo de cambio estaba en alrededor de 10 pesos, hoy a 20. En algunos años, seguramente arriba de 20 pesos.

“Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”

El autor es profesor de cátedra de EGADE Business School.

Artículo originalmente publicado en El Financiero.

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