¿Cuál es mi propósito ahora?

Artículo publicado originalmente en la sección Riesgo y Valor del periódico Reforma

No es cosa pequeña perder uno su patria. Aún en un largo viaje se siente el vacío. Pero ¿qué es la patria? Fuera de toda consideración romántica -que sin duda tiene su lugar-, tu patria es tu gente, tu familia, todos con quienes compartes la tradición y la cultura que forman lo que eres, así como los lugares, historias y eventos, las fiestas, leyendas y celebraciones que hicieron de tu vivencia, una experiencia real y propia.

¿Qué propósito, entonces, deberíamos tener los mexicanos en un tiempo cómo éste? ¿Cuál es nuestro deber en el día a día? ¿Deberíamos cada cual ir a las actividades y los negocios de cada uno como si nada ocurriera? ¿O deberíamos tomar la salida individual, pensando uno sólo en los suyos y dejar a la patria a "donde el río la lleve"? es decir, ¿ver con cinismo su salvación y su rescate e ir cada uno por lo propio? Si de verdad estuviera en peligro nuestra Nación, nuestra Patria, ¿cuál sería nuestro propósito como mexicanos?

Hay en la diversidad de medios sociales y masivos una plétora de materiales que tocan el tema. La mayoría quizás dramatizando de más lo que enfrentaremos (pensemos, por ejemplo, en la estabilidad relativa de las cuentas públicas y del peso frente al dólar, por las razones que sean, los últimos cinco años, ¿cómo les fue a los que sacaron todo su dinero del país y más a los que se fueron a vivir fuera de México?).

En toda justicia, no obstante, si hay graves riesgos y si podemos perder el control y la salud de las estructuras y las instituciones de la Nación (perder la Nación per se, parece de nuevo algo más emotivo que real) y es difícil que perdamos la Patria, pues está en la mente y el corazón de los mexicanos (aunque nuestros niños no han formado el concepto de Patria aún y ellos si pudieran recibirla en trozos más deshilachados que lo que nos tocó a nosotros, en las generaciones de los 60's, 70's y 80's).

Quizás, Riesgo y Valor pondría sobre la mesa los siguientes seis propósitos.

El primero sería creer. México tiene una riqueza incalculable de recursos, su gente y sus jóvenes tienen capacidades y el potencial que sorprenderían a los nórdicos, pero además una nobleza que sigue atrayendo a los capitalistas de muchas naciones. Es verdad, México tiene un vecino de cinco estrellas y tiene muy buenas cosas pactadas ya con él. Todo esto, además, es prácticamente independiente de los gobernantes, como ya se demostró estos primeros cinco años con la izquierda.

El segundo sería comprar. Continuar las actividades que uno tiene en el diario y apoyar a los mexicanos conciudadanos en sus negocios, comprando de ellos, -sin desestimar el aspecto de la calidad de su producto-, para que siga fluyendo y rotando el capital de mexicanos a negocios nacionales.

El tercero sería invertir. Un compromiso mucho más insigne que comprar, es poner el capital propio en tierra, inmuebles, naves, oficinas, maquinaria y en especial trabajadores mexicanos. El retorno además no ha sido malo (11% anual promedio últimos 20 años en dólares de empresas públicas, las privadas mucho más).

Luego, trabajar con ahínco, respecto y reverencia sobre lo invertido, y con ello pagar los impuestos que sostienen a los gobernantes.

Este quinto es pesado, pues sabe uno que parte de ello será semilla estéril, pero Noam Chomsky el gran pensador, ha dicho que abril debe ser celebratorio, imaginando todo lo que nuestros impuestos podrán lograr para bien y claro, Jesús mismo dejó patente que no todo tu ingreso es para ti, sino algo para las obras de caridad y algo para Cesar.

Silvio Rodríguez en una bella canción reza: "Hoy mi deber era, cantarle a la Patria, alzar la bandera, sumarme a la plaza". Pondremos como sexto, si ninguno de los otros cinco ocurriera fácilmente para usted, estimado lector, tomar como adeudo de vida o muerte el ir a Votar. No sería natural ni posible, para la mayoría de nosotros, tomar las armas para defender la Nación y está además lejos de ser necesario, pero en galardón para quienes sí lo hicieron dando la sangre y la vida por el derecho de Votar, abracemos ese "Momento optimista, de renacimiento, de sol de conquista". Por el México de nuestros hijos.
 

El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.

Artículo publicado originalmente en Reforma.


 

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