Coyuntura cambiaria esperada

Artículo publicado en la sección Riesgo y Valor del periódico Reforma

El peso mexicano se ha comportado en parte como “emparentado al dólar y en parte como adversario - es decir, montándose tanto a la apreciación, como a la depreciación que el dólar ha tenido a lo largo del año, respondiendo a factores como el diferencial de tasas y la geopolítica.

En este punto, el diferencial entre las tasas de corto plazo entre el peso y el dólar sigue estando por encima de los 550 puntos base, con el Treasury corto a 5.26% y el Cetes cercano al 11.3%. Esa es razón suficiente para mantener la cotización del peso en un rango corto, con volatilidad promedio de 10.3% anual a 100 días, lo cual se puede leer como estabilidad relativa, siendo que en verano y otros momentos de alta presión en la arena política mexicana y americana -a lo cual el peso responde violentamente- la volatilidad se elevó por encima del 13% anual.

La cotización del peso ahora en los bajos 17-, responde muy de cerca al cambio en el diferencial de intereses e igualmente reacciona a la brecha percibida en el PIB vs EE. UU. (que es contraria a México), y a otras variables que llevan el contenido de la calma/temor de los mercados (apreciándose el peso vs el dólar en momentos de calma y viceversa). Así, la correlación entre el peso y la bolsa americana ha sido muy alta todo el año (cercana al 0.5) lo cual indica que cuando hay una mejoría en el sentimiento risk-on” la bolsa lo capta, se lanza una señal de tomar más riesgos, y entre ellos, estarían las inversiones en pesos y con esto, nuestra moneda lo toma también en una apreciación temporal.

En este caso, la lectura de los mercados sobre el posible final del ciclo alcista de la FED ha detonado un nuevo tramo de apetito de riesgo, tomando en cuenta también una mayor probabilidad de que la primera baja de tasas se diera antes de lo previsto anteriormente.

Estos efectos seguirán, por lo que la volatilidad aumentaría -y con ella la pérdida momentánea de valor, pues la correlación es negativa entre volatilidad y el peso hacia el cierre del año, toda vez que este balance “calmamiedo” pasa por miniciclos hacia el 2024, además de las sorpresas que puedan darse en lo político, lo que suele dejar huella en el peso.

Ese efecto “risk-on” se dio desde las primeras semanas de noviembre, en base a cinco factores: el anuncio del Tesoro de EE. UU. (menores compras de dólares), las decisiones de la Fed (y su tono hawkish), las cifras del mercado laboral de EE. UU. y mejoras en el matiz geopolítico. Además, un tono menos hawkish de Banxico y su apertura a recortes en el 1T24, debilitó al peso por unos días, pero a hoy ha recuperado ya en parte.

Se anticipa que una disminución en la aversión al riesgo facilitará la persistencia de flujos de dólares hacia México a través de inversiones y turismo. Además, la fortaleza económica que el país ha demostrado recientemente podría constituir un factor favorable para la apreciación de la moneda mexicana.

Hasta el 16 de noviembre, la moneda nacional presentaba una subvaluación del 2.76%, es decir, una disminución en comparación con el dato de octubre, cuando la sobrevaloración se situaba en un 6.58% (para un equilibrio entre 17.10 y 176). Preocupa no obstante la inflación mexicana, en especial alimentos y servicios, aunque ya acumula 9 meses consecutivos a la baja, pero las presiones por salarios y energéticos pueden también afectarla en 2024. Por su lado las remesas (que explican casi el 60% de los movimientos del peso) siguen creciendo (por 41 meses consecutivos, y hasta un 11.4% en septiembre), para acumular 47 billones de USD en 2023. El turismo es otro factor que ha sido determinante en la fortaleza del peso, con aumentos en paralelo a lo visto en las remesas.

En los próximos meses, el equilibrio del tipo de cambio continuará condicionado por la disminución de la inflación tanto en México como en Estados Unidos, bajo la expectativa de que las tasas de referencia en ambos países no experimentarán cambios durante el resto del año. En el 2024, se vislumbran más factores de fuerza en el peso que de debilidad, pero el escenario electoral suele ser muy inestable.

La posible prolongación de las ganancias por el dólar está estrechamente vinculada a la postura hawkish de la Fed, destacando su papel determinante en este contexto.

Este incremento señalaría el primer mes de reducción después de cuatro meses consecutivos de aumentos en el nivel de sobrevaloración del peso mexicano.


El autor es Consultor y Profesor de Finanzas de EGADE Business School.

Artículo originalmente publicado en Reforma.

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