La inflación, que hace un año se pensaba que no iba a durar mucho, resulta que es pasajera … pero de las que viajan hasta la última estación. La inflación en México está prácticamente a más del doble del objetivo de Banxico. Es importante mantenerla a raya porque, entre otras cosas, afecta más a quien menos tienen ya que no tienen cuentas de banco en las que pudieran invertir reduciendo la pérdida del poder adquisitivo de la moneda.
Las armas tradicionales de política monetaria de los bancos centrales eran el encaje legal (reservas que los bancos estaban obligados a depositarles, ya en desuso); Operaciones de mercado abierto (compra venta de valores gubernamentales); Tasas de descuento y la persuasión Moral. Actualmente, se implementa por medio de la tasa objetivo.
Se ha planteado otro mecanismo: regresar al control de precios como los pactos de los 80′s. El Pacto de Solidaridad Económica se estableció en diciembre de 1987 entre el gobierno, la iniciativa privada y la CTM que era el sindicato de sindicatos. Su objetivo era contener la inflación y la consiguiente depreciación de la moneda aparejada con tasas de interés altas.
Para 1989 se ratificó mediante el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico y aunque tuvo éxito conteniendo la inflación y se presentó un crecimiento moderado, “se deterioró la capacidad productiva, hubo pérdida en el valor real de los salarios y se incrementó el desempleo”.
Supongamos que un agricultor siembra trigo y lo vende al molino. Éste hace harina y la vende al panadero … al que el agricultor le compra pan. Si el agricultor no sube el precio, tampoco el molino y no tendría porque hacerlo el panadero: esa es la idea básica del control de precios (partiendo de precios de mercado).
Aún con la mejor intención que pudiera haber, de acuerdo con el CFA, “si los gobiernos determinan que el precio de mercado es ‘demasiado alto’ para que los consumidores lo paguen, utilizan su potestad para imponer techos a los precios que fijarían debajo de los precios de equilibrio de mercado”.
Los límites de precios benefician a los consumidores, pero solo en el corto plazo. Cuando se impone un techo a los precios de algún bien o servicio, “… a los compradores les gustaría comprar más al precio más bajo, pero los vendedores ahora están dispuestos a vender menos cantidad”. La cantidad total que realmente se produce y se vende es menor y esto tiene consecuencias graves. “En general, cualquier influencia que intervenga en el proceso de compradores y vendedores para encontrar el precio de equilibrio causa desequilibrios”. Además, ¿existiría un precio justo?
Piense en lo que Ud. vende u ofrece como servicio: si le imponen que ahora tiene que cobrar una fracción de lo que cobraría en condiciones de mercado, ¿seguiría vendiendo o produciendo? Puede ser que sí por un tiempo, pero sería insostenible: cerraría su negocio creando desempleo y por consiguiente un menor consumo, reduciendo la de por sí ya debilitada economía. Solución: Fomenta la inversión para crear empleo y consumo.
El caso extremo no solo de fijación de precios, sino de planeación y control de la producción, se dio en la URSS, bajo el comunismo. La realidad se impuso a esa utopía quebrando en 1991. Se desintegró para quedar Rusia (que se paso a la economía de mercado -vamos al neoliberalismo-) y otros países -se supone- independientes. La 4T -ya no hay duda- pretende establecer el comunismo a pesar del evidente fracaso. Bueno, fracaso y opresión para el pueblo, pero riqueza y opulencia para los dictadores y familiares.
El autor es profesor de Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.