Han transcurrido seis meses desde aquel 29 de febrero, cuando Hugo López-Gatell confirmó el primer caso de coronavirus en México. Mientras muchos se cuestionan sobre el efecto de la pandemia en el sector real de la economía, cabe preguntarse cuál ha sido su impacto en la Bolsa Mexicana de Valores, y, específicamente, cuál es el sentimiento de los inversionistas en el mercado bursátil mexicano.
El sentimiento de mercado es la actitud general de los inversionistas frente a todo un mercado, es su comportamiento psicológico agregado, el cual es revelado a través del movimiento de los precios de los activos financieros. Saber identificar estos movimientos sirve para anticipar su dirección al alza o a la baja.
Existen diversas formas de medir el sentimiento de mercado, una forma es través del denominado “índice del miedo” o “VIX”, que representa las expectativas del mercado a 30 días de la volatilidad implícita de las opciones sobre el índice S&P 500.
Otra forma de medirlo es a través del denominado “índice alto y bajo”, que usualmente es un promedio móvil que corresponde a los últimos 10 días del porcentaje de acciones que alcanzaron su precio máximo en las últimas 52 semanas con respecto al total de acciones que alcanzaron su precio máximo y mínimo en las últimas 52 semanas. Si este indicador se encuentra por debajo de 30 se presume que el mercado está a la baja (bear), y si es superior a 70, que el mercado está al alza (bull).
Una tercera forma de medir el sentimiento de mercado es mediante el promedio móvil correspondiente a los últimos 50 días del precio del índice (corto plazo) y compararlos con el promedio móvil de los últimos 200 días del precio del índice (largo plazo). El gráfico muestra el comportamiento del índice de retorno de precios mexicano calculado a través de la base de datos “Refinitiv” para el último año calendario agosto 2019 – agosto 2020.
Cuando el promedio móvil del índice correspondiente a los últimos 50 días (corto plazo) supera al promedio móvil de los últimos 200 días (mediano plazo) se configura la llamada cruz dorada, que anticipa un mercado al alza y, cuando ocurre lo contrario, se configura la cruz de la muerte, que anticipa un mercado a la baja.
Como se observa, los inversionistas en el mercado mexicano no anticiparon correctamente los acontecimientos producto del coronavirus en Asia y Europa, ya que recién en la segunda quincena de marzo corrigieron su expectativa haciendo que el rendimiento de los últimos 50 días cayera por debajo del rendimiento de los últimos 200 días, configurando la cruz de la muerte o un mercado a la baja.
Si bien es cierto que este patrón no se ha revertido, puede observarse que existe una recuperación notoria a partir de junio, la cual podría acentuarse en la medida que se prolongue el tiempo para acceder a la vacuna, ya que las empresas se irán adaptando más hacia una nueva normalidad.
Es cierto que la crisis bursátil de 1929, que después devino en una gran depresión económica, estableció una huella psicológica que aumentó la aversión al riesgo de los inversionistas, haciendo que inviertan en instrumentos de renta fija y en el mercado monetario. No obstante, también es cierto que el cambio generacional de inversionistas y su apetito desmedido por rentabilidades elevadas contribuyeron a la crisis de 2008.
Por otra parte, es importante recordar que la crisis de 1929 produjo una pérdida equivalente al 86% de la capitalización bursátil y el mercado demoró 6249 días en alcanzar nuevamente un pico; mientras que la crisis del 2008 produjo una pérdida de 57% y el mercado se tardó 1702 días en recuperarse. Si bien durante el periodo de recuperación de la crisis de 1929 estuvo de por medio la segunda guerra mundial, que demoró aún más la recuperación, existen signos de que el mercado ha aprendido a recuperarse más rápidamente.
Por último, es importante tener en cuenta que una característica de los mercados bursátiles es que no tienen memoria, es decir, una vez esté disponible una vacuna contra el coronavirus, se generará un efecto rebote que muy probablemente configurará una cruz dorada o mercado al alza, y ahora que los precios están bajos una consideración atractiva es comprar barato.