Ante un entorno digital en constante cambio, las organizaciones están enfrentando grandes retos. El surgimiento de tecnologías disruptivas ha abierto grandes oportunidades para las empresas que las están incorporando a su modelo de negocio, pero a la vez representa una amenaza para las que aún no han logrado transformar sus procesos y servicios.
Ante esta situación de oportunidad/amenaza, el diseño de experiencias de cliente es fundamental. Ya no basta con fabricar un producto, se debe crear, de principio a fin, una buena experiencia alrededor del cliente. El concepto del cliente al centro no es nuevo, desde hace varios años las empresas han tratado de dirigir la vista y atención hacia el elemento más importante de la cadena de valor. Sin embargo, no ha sido fácil cambiar los viejos paradigmas según los cuales lo más importante es la rentabilidad y la visión de corto plazo. Pero, la situación puede cambiar súbitamente por la dinámica del entorno (y aquí nos encontramos).
El último año ha dejado claro que los negocios que no se adapten a los entornos digitales están condenados a la extinción. No existe una solución generalizada para la transformación digital, por lo cual lo más importante es definir la estrategia adecuada para cada caso. Copiar-pegar soluciones de una entidad a otra representa una probabilidad de fracaso muy elevada. Por esta razón, es muy relevante unir el diseño de experiencias de clientes con la transformación digital. Concretamente, el reto es diseñar experencias de usuario (UX, por sus siglas en inglés), teniendo en mente las siguientes etapas:
El customer journey es una herramienta muy poderosa para identificar la situación actual de los servicios, vista y evaluada desde la perspectiva del cliente. Con ella, podemos detectar las áreas de oportunidad de toda la cadena de valor, ayudándonos a priorizar nuestros esfuerzos de transformación digital. Visualizarla como un tablero en tiempo real facilita la gestión de toda la estrategia de transformación.
Las organizaciones más exitosas han logrado diseñar grandes experiencias de clientes y de usuario, y al mismo tiempo, han alineado sus esfuerzos de transformación a toda esta experiencia digital. Para las empresas que no han podido capitalizar la tecnología, es imperativo que evalúen el impacto de ésta en la experiencia de sus clientes. Un error común es tratar de mejorar las operaciones internas sin considerar el impacto en los clientes, pero también es igual de desastroso enfocar las iniciativas de cara al cliente, pero sin considerar las eficiencias operativas. Se trata de un sistema interconectado, en donde la visión de corto y largo plazo deben estar alineadas, así como todas las relaciones internas y externas a la organización.
Los autores son profesor de Inteligencia de Negocios de EGADE Business School (Gilberto Olavarrrieta) y profesor de cátedra de EGADE Business School (Carlos Alberto Rodríguez).
Artículo publicado originalmente en El Empresario.