En el campo de la mercadotecnia es sabido que las personas, en nuestro papel de consumidores, llegamos a construir relaciones con algunas marcas. Estas relaciones entre las marcas y las personas suelen tener parecido con las relaciones que se forman entre las personas.
Al igual que las relaciones interpersonales, los lazos que se forman entre una marca y los consumidores tienen componentes racionales y emocionales. En ocasiones la relación con una marca es utilitaria, es decir, existe únicamente porque la persona obtiene de la marca un beneficio funcional. A veces la relación tiene un fuerte componente afectivo; hay personas que aman -u odian- a marcas con las que han tenido experiencias muy significativas.
En la mayoría de las ocasiones estas relaciones con las marcas se forman de manera no planeada. Se construyen con el tiempo debido al hábito del consumo, debido también a los muy diversos puntos de contacto que tienen las personas con las marcas, como la atención al cliente, las características de un producto material que se ve, se toca y se huele, el diseño de un espacio físico, entre otros.
Es muy aconsejable que la construcción de las relaciones entre las marcas y las personas no quede a la suerte. No olvidemos que la persona que tiene una muy buena relación con la marca se puede convertir en una muy buena embajadora ante los demás y que una persona que tiene una relación negativa con la marca, probablemente, será alguien que contribuirá a desarrollar una mala reputación para la organización.
Dicho esto, es importante reflexionar y decidir estratégicamente qué tipo de relaciones queremos desarrollar con nuestros clientes o consumidores, y definir cómo vamos a construir dichas relaciones. Algunos elementos que nos puedes ayudar en esta reflexión y proceso de toma de decisiones son:
Como decíamos antes, el contacto continuo, la costumbre del consumo, lo que la marca hace y deja de hacer por las personas, favorece el surgimiento de relaciones con los consumidores. Estas relaciones ocurrirán, aunque no las planifiquemos. Por eso es preferible tomar el control y darles un sentido estratégico a dichas relaciones. En última instancia, la lógica de la mercadotecnia es el intercambio con beneficio mutuo, y este intercambio no puede existir sin una buena relación.
El autor es profesor e investigador en la Escuela de Negocios y en EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.
Artículo originalmente publicado en El Financiero.