La transición a un futuro sustentable donde las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan para preservar nuestro planeta requiere de una transformación en la forma de hacer negocios, en infraestructura, en servicios y también en replantearnos la forma en que nos comunicamos con los clientes y toda la cadena de valor. La tecnología es clave en este proceso y puede ayudar a crear eficiencias en la operatividad y tener una transición exitosa.
Las tecnologías emergentes llamadas Distributed Ledger Technologies (DLT), como el blockchain, actúan como habilitadores para la integración, estandarización y la posibilidad de crear nuevos modelos de negocios. Inclusive pueden adaptarse e integrarse a otras tecnologías como el IoT (Internet of Things) y la IA (Inteligencia Artificial). Ante todo, tenemos que rescatar el valor medular del blockchain, que radica básicamente en: transparencia, aseguramiento, privacidad, transferencia de valor y eficiencia en procesos, así como automatización. Todos estos elementos juegan un papel clave en la sustentabilidad y de aquí surge la pregunta: ¿cómo interactúan estos elementos para tener un futuro mejor y sustentable?
Es muy cierto que, cuando pensamos en blockchain, lo último que se nos viene a la mente es “emisiones cero”. La criptomoneda más famosa hoy en día, el bitcoin –que es una aplicación del blockchain— es sumamente contaminante, ya que consume enormes cantidades de energía, lo que conlleva la emisión desmesurada de CO2 para validar un bloque de transacciones en la red. Sin embargo, se ha estudiado y demostrado que el blockchain puede funcionar a través de algoritmos como el PoA (Proof of Athority), que permite un consumo más moderado de energía que una solución tradicional de bases de datos.
Ahora, ¿que puede hacer esta tecnología por el medioambiente?
Las industrias que podrían tener un mayor impacto sustentable al utilizar la tecnología de blockchain son la energía, el transporte y la agricultura, ya que dicha tecnología puede resolver los retos particulares de dichas industrias y no solo crear eficiencias en la recolección de datos, su monitoreo, el reporte de la operación y la toma de decisiones. Ejemplos de lo anterior, en términos de aplicaciones funcionales, podría estar la creación de certificados de emisiones GHG a través de blockchain, en la industria agrícola un land screening sobre los recursos naturales y del terreno, seguros sobre desastres naturales, así como sistemas eficientes que promuevan la economía circular.
Para que todo lo anterior prospere se necesitan políticas públicas que garanticen y faciliten el desarrollo de soluciones basadas en blockchain de manera segura y legal. También otro elemento importante a considerar es la educación y conocimiento relacionado a los principios observados en los mercados. Los generadores de políticas públicas deberán de tomar pasos iniciales para detonar el escenario ideal en materia legal y de regulación para poder aprovechar el potencial de estas tecnologías emergentes.
Algunas de estas acciones las propone un reporte de la OCDE que indica que la promoción de la educación sobre blockchain podrá facilitar la investigación y desarrollo sobre este campo. La transmisión de este conocimiento a países emergentes será clave para la generación de colaboración compartida y por último la creación de organismos internacionales que generen grupos de trabajo con representantes de cada industria para estudiar los beneficios y retos potenciales de esta tecnología.
La autora es directora del programa de Licenciado en Contaduría Pública y Finanzas y profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
Artículo publicado originalmente en Forbes.