El Banco de México publicó esta semana medidas adicionales para reactivar a la economía nacional. Las medidas en su conjunto, incluyendo a las del gobierno federal, ascienden a 3.3 por ciento del PIB en recursos financieros. Entre ellas incluyen: 1) el incremento de liquidez en los horarios de operación, 2) ampliación de los títulos para la facilidad de liquidez ordinaria, 3) ampliación de contrapartes elegibles para la facilidad de liquidez ordinaria adicional, 4) la apertura de una ventanilla de reporto de valores gubernamentales a plazo, 5) una ventanilla de intercambio temporal de garantías, 6) la facilidad de reporto de títulos corporativos, 7) la provisión de liquidez de recursos a instituciones bancarias para fomentar el crédito a Pymes, 8) facilidad de financiamiento a la banca de desarrollo para detonar los créditos a las Pymes, 9) intercambio de deuda de largo plazo por corto plazo (permuta), y 10) coberturas cambiarias liquidables con diferencia en dólares con contrapartes no domiciliadas en el país.
Además, la autoridad monetaria recortó en 50 puntos base la tasa de interés de referencia para ubicarla en seis por ciento. Así, Banxico sale al rescate de la economía facilitando los créditos que son muy necesarios para proveer de liquidez a los agentes económicos, sobre todo las pequeñas y medianas empresas. Estas medidas contrastan con el plan económico del gobierno federal que no contempla ayudas sustanciales a las empresas.
Si bien estas medidas son bienvenidas en el entorno económico actual, se requieren de más apoyos gubernamentales para contener lo que se espera sea la contracción más fuerte en muchas décadas. En otros países desarrollados los apoyos en algunos casos superan el 10 por ciento de PIB a sabiendas que la quiebra de miles de empresas le costará a la economía la pérdida de millones de empleos.
El problema de fondo es que la inversión ya estaba deprimida incluso antes del COVID. Recordemos que en 2019 la economía se contrajo 0.1 por ciento anual aún con un sector externo dinámico, las exportaciones netas tuvieron un desempeño favorable. Para este año, la inversión productiva continúa estancada y el gobierno le apuesta a la inversión productiva de los tres grandes proyectos nacionales, la refinería Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y el tren Maya. Si la inversión privada no se recupera no será suficiente para detonar el crecimiento en el mediano plazo.
El problema ya es en 2021, este año está perdido. La estrategia en el mediano plazo debiera ser generar un entorno adecuado para fomentar la inversión privada en el país.
Publicado originalmente en El Financiero.